El administrador apostólico de la diócesis de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, ha presidido la misa del Viernes de Dolores en San Jacinto
La tradición de visitar a la Virgen de los Dolores en San Jacinto el día de su fiesta grande, que además, es el pórtico de la Semana Santa cordobesa, ha vuelto a llenar el Santuario diocesano para la celebración de la santa misa presidida por el administrador apostólico de la diócesis de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, quien ha recibido la medalla de oro de la Hermandad.
En este día tan señalado en el calendario cofrade y en los cordobeses que le profesan una profunda devoción a la Virgen de los Dolores, el prelado ha recordado en su homilía que María, como madre, nos invita a valorar la maternidad y ha pedido “que la Virgen nos libre de la epidemia del aborto, una guerra sorda, mitigada, domesticada en el ambiente, disfrazada y camuflada, en la que mueren más personas que en la guerra, lo que conlleva consecuencias fatales, entre ellas, que no tenemos niños o jóvenes para el relevo generacional”.
Asimismo, monseñor Demetrio Fernández ha recordado a los pobres y necesitados de la ciudad. “María Madre nos invita a valorar la maternidad y pedimos que la fiesta de la Virgen de los Dolores nos lleve a ser más sensibles, a procurar y aliviar las necesidades de los más necesitados de la ciudad”, ha indicado el administrador apostólico para encomendar a todos a la protección de la Señora de Córdoba, “para que todos sintamos su presencia maternal”. “Que María Santísima sea patrimonio de nuestro corazón, de nuestra vida, que recurramos a Ella todos los días del año y acudamos como un hijo acude a su madre, sintiéndonos queridos y protegidos”, ha aclamado el que ha sido pastor de la Diócesis durante los últimos quince años. Al hilo de esto, ha recordado que llegó a Córdoba hace quince años y que pudo percibir desde el primer momento el gran fervor con el que se vive la Semana Santa en Córdoba, algo que le ha expresado al obispo actual, don Jesús Fernández González.
El prelado ha culminado su homilía pidiendo que honremos a María, “madre que ha dado a luz al hijo de Dios hecho hombre”, que la sintamos especialmente junto a todos nosotros y que la recibamos como “algo propio”. “La Semana Santa comienza con esta fiesta de la Virgen de los Dolores, alegrémonos de tener Madre y vivamos como hijos. Así, la Semana Santa traerá frutos de redención para toda la ciudad”, ha concluido.
Medalla de oro de la Hermandad
Al finalizar la celebración, la Hermandad Servita de Nuestra Señora de los Dolores y del Santísimo Cristo de la Clemencia ha entregado a monseñor Demetrio Fernández la medalla de oro de la Hermandad. El prelado ha recibido manifestando que “la recibe como algo propio, porque María es mi vida” y ha asegurado que la guardará con cariño y reconocimiento a la Virgen de los Dolores.
Trasiego en la Plaza de Capuchinos
La plaza de Capuchinos recibirá durante todo el día a miles de personas en este Viernes de Dolores, miles de cordobeses devotos de la Virgen de los Dolores, que aguardan de manera paciente en la fila para rezar ante ella y poder contemplar su belleza aunque sea solo por un pequeño instante en el interior del Santuario de Nuestra Señora de los Dolores Coronada, conocido popularmente como la iglesia de San Jacinto.
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