La Catedral acogió el sábado el acto de Clausura de la fase diocesana de la Causa de Canonización de 132 mártires cordobeses del siglo XX. Al acto acudieron cientos de fieles, familiares de los mártires, cuatro obispos, así como un gran número de sacerdotes.
La mañana se abría con el acto jurídico que, presidido por don Demetrio Fernández, Obispo de Córdoba, clausuraba un proceso de más de seis años de investigación, abierto bajo el pontificado de don Juan José Asenjo. Diecisiete mil folios, más las copias, estaban situados en el presbiterio de la Catedral. La presidencia la ostentaba don Demetrio Fernández, Obispo de Córdoba, y a su lado Francisco Orozco, Vicario General, Antonio Jesús Morales, promotor de justicia, y Joaquín Alberto Nieva, secretario-canciller. Al frente del grupo de trabajo, portadores de este informe, se encontraba el postulador diocesano, Miguel Varona y una notario, Mercedes Ortiz.
Con puntualidad, se procedió a lacrar las cajas que serán enviadas a Roma y se tomó juramento de secreto y fidelidad a cinco testigos, entre los que destacaba el sacerdote Miguel Varona, director del Secretariado para la Causa de los Santos de la Diócesis. Este sacerdote ha sido nombrado «portador», por lo que deberá viajar hasta Roma para entregar en mano todos los documentos en el Dicasterio de la Causa de los Santos de la Santa Sede. Así, continúa este proceso que pretende llevar a «los altares» a los 132 mártires cordobeses.
Posteriormente, se celebró la Eucaristía de Acción de Gracias presidida por el Arzobispo de Sevilla, Don Juan José Asenjo, anterior prelado de la diócesis cordobesa, que fue quién inició todo este proceso. Concelebraron don Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, don Santiago García, Arzobispo de Mérida-Badajoz, y don Ángel Rubio, obispo de Segovia, así como casi ochenta sacerdotes. En la homilía, don Juan José Asenjo felicitó a toda la Diócesis por tener este «riquísimo patrimonio de santidad». Estimuló a los fieles a seguir su ejemplo de entrega en la vida cotidiana y destacó que en el grupo de los 132 mártires hay sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas, pero también un laicos, asegurando que «la santidad es propia de todos los estados de vida».