El Obispo describe la XXVIII peregrinación de jóvenes a Guadalupe como una experiencia de «esperanza y gozo»
En el día del Domund y memoria litúrgica de San Juan Pablo II, los jóvenes han sido enviados por el Obispo a la misión como «testigos de Jesucristo» entres otros jóvenes, grupos de amigos, compañeros de clase o grupos parroquiales . Durante la Eucaristía celebrada en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, monseñor Demetrio Fernández ha encomendado a los jóvenes vivir al modo misionero, valiéndose del lema del Domingo Mundial de las Misiones les ha animado a ponerse en camino con pies ligeros y corazones ardientes.
El Obispo, que ha acompañado a los peregrinos de Córdoba ha comprobado que los jóvenes «tienen ganas de brincar y de saltar, pero también de rezar y lo han hecho muy bien» y muestra de ello ha sido el recogimiento ante el Santísimo y la devoción a María con que se han manifestado durante la hora santa celebrada anoche en el Santuario.
Este año, el número cerrado para los asistentes ha favorecido que la vivencia de fe haya sido acogida por todos desde el principio y el camino haya sido un momento para pasarlo «estupendamente bien con la ayuda del tiempo» y al mismo tiempo una ocasión para fraguar la sólida amistad de cada grupo que «luego dura y les ayuda para vivir su fe durante el curso, por todo, damos gracias a Dios y perdimos a la Virgen que cuide a cada uno de sus hijos, de estos jóvenes y del mundo entero».
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