Como cada año, el Obispo ha presidido la celebración del Viernes de Dolores en San Jacinto, ante unas naves repletas de fieles.
Tal y como marca la tradición, la iglesia conventual de San Jacinto ha permanecido abierta durante todo el Viernes de Dolores para facilitar las visitas a la Virgen. De ahí que la Plaza de Capuchinos sea este día un constante ir y venir de gente.
Poco antes de las once de la mañana han comenzado a llegar las autoridades civiles, grupos políticos y miembros de las distintas hermandades a las puertas de la iglesia. Acto seguido, ha llegado el Obispo acompañado por el Vicario General, Francisco J. Orozo; el Vicario de la Ciudad, Jesús Poyato; y el Delegado diocesano de Hermandades, Pedro Soldado.
Una vez en el interior, don Demetrio Fernández ha presidido la celebración ante cientos de fieles que abarrotaban las naves. En su homilía, el Obispo ha comenzado recordando el año de gracia y bendiciones que se va a vivir en Córdoba por el jubileo de la Virgen de los Dolores. De ahí que el prelado haya invitado a todos los fieles a acudir a los pies de la Señora de Córdoba para encontrar alivio, consuelo y esperanza en su vida. «La Virgen nos escucha y nos atiende. Que este año sea un año de gracia y de redención», aclamó.
Asimismo, ha recordado al gran número de familias que están sufriendo y pasando grandes necesidades en nuestra ciudad, manifestando que «María está muy cerca de los que sufren».
Jubileo
Desde el jueves 26, la Hermandad servita de Los Dolores vivirá un año grande que coincide con el 50 aniversario de su coronación canónica. Un año jubilar abierto por el Obispo que concliurá el 8 de mayo de 2016, tras un denso programa de actos. Entre ellos, está previsto que del 6 al 8 de mayo, se lleve a cabo un triduo en la Catedral, para el cual la Virgen de los Dolores será trasladada visitando siete conventos de la ciudad en su recorrido.