Moisés Peralvo imparte la asignatura de Religión en infantil y primaria en los centros Camacho Melendo y Virgen de la Cabeza de Priego de Córdoba
En los centros andaluces hay un alto porcentaje de matriculaciones en la asignatura de Religión Católica. Supera de media el 70%, ¿qué factores cree que influyen en la alta aceptación de la asignatura por parte de las familias y de los jóvenes?
Andalucía es una región que vive de forma muy profunda la religiosidad popular. En nuestra tierra, la religión, y más concretamente, la Fe Católica, está enraizada en lo más profundo de nuestras tradiciones (Semana Santa, Navidad, fiestas patronales y devociones). Por ello, la vivencia popular, así como el papel de las familias en la transmisión de la misma, es un punto importante a la hora de matricular a sus hijos en la asignatura. Asimismo, en muchos casos, también es fruto de la curiosidad de los propios alumnos, sobre todo en cursos más avanzados. Cuando hablas con ellos, es una respuesta muy sencilla “me gusta religión, me gusta de lo que hablamos”
¿Considera que la materia de Religión y su profesorado tienen el tratamiento que merecen equiparable a las demás materias?
En los centros en los que he dado clase, siempre he recibido un trato muy respetuoso tanto al profesorado como a la materia en sí. Incluso en algunos casos, como maestro de religión, he notado como algunos compañeros se abren y te comentan alguna experiencia íntima o alguna situación concreta, quizá sabiendo que van a escuchar de nosotros un punto de vista diferente. En cuanto a la materia, los propios alumnos la valoran mucho. En muchas ocasiones, el tema tiene que quedar en un segundo plano, porque cualquier situación, bien traída de casa o bien surgida en el propio contexto escolar, es susceptible de sacar a colación el evangelio y cualquiera de sus enseñanzas, preguntándonos “¿cómo habría reaccionado Jesús? ¿qué haría Él?, y nosotros cómo cristianos y alumnos de religión ¿cómo debemos actuar?”.
¿Qué niño/joven de hoy es el que acude a las clases de Religión?
La clase de religión hoy en día es muy diversa, partiendo de que el propio contexto escolar en sí ya lo es. Dentro de la clase de religión nos encontramos desde el niño que participa y sabe todo porque su contexto familiar es muy cercano a la Iglesia y vive una vida de fe, hasta el alumno que abiertamente te confiesa “maestro, yo del todo no creo en esto”. Éste último perfil nos lleva despertar nuestro celo y promover un encuentro del alumno con Dios, mediante el conocimiento de la figura de Jesús de Nazaret. Sin dejar por ello de lado al alumno que participa y es conocedor de todo aquello de lo que se habla en la materia. Además, la asignatura de Religión propicia un clima en el que hablar de la vocación, animando al alumnado a cuestionarse qué quiere Dios de cada uno de nosotros. Muchos desconocen este tema, y es a ellos a los que el Señor llamará en un futuro próximo como sacerdotes y religiosos de nuestra Diócesis, por lo que es imprescindible mimar este aspecto vocacional de la asignatura.
¿Qué aporta el estudio de esta materia al perfil académico del alumno?
Escuchamos mucho hablar en el ámbito educativo de una “Educación Integral”, la cual pretende desarrollar todas las posibilidades del alumnado en todos sus ámbitos. Pero para que esta educación integral sea verdaderamente efectiva y no un mero concepto, debe abarcar todas las dimensiones del alumno. Incluida su dimensión trascendental/espiritual, entendiendo así que el ser humano es por naturaleza un ser religioso. Es por ello que la asignatura de Religión Católica pretende dar respuesta a las cuestiones existenciales propias de este ámbito. Además, debemos entender que nuestra sociedad hunde sus raíces en el cristianismo, por lo que esta asignatura, también nos ayuda a entender nuestra cultura y sus celebraciones, como decimos, ancladas en su mayoría en la tradición cristiana.
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