Se han celebrado los días 23 y 24 de enero, organizadas por el Secretariado Diocesano de Pastoral Obrera de Córdoba, bajo el lema «Iglesia al servicio del mundo del trabajo». Las jornadas contaron en su inauguración con la presencia del Cardenal D. Carlos Amigo Vallejo, Arzobispo de Sevilla; y de D. Juan José Asenjo Pelegrina, Arzobispo coadjutor de Sevilla y Administrador Apostólico de Córdoba.
Durante las jornadas se desarrollaron tres ponencias. La primera a cargo del Cardenal Carlos Amigo Vallejo que trató sobre La Iglesia en el mundo del trabajo, una pastoral imprescindible y en la que marcó las pautas para una nueva Pastoral obrera: Tener conciencia obrera; esto significa una opción evangélica por el más desasistido, el más pobre, el que no tiene trabajo, es decir, garantizar la dignidad del trabajador como persona. Una Pastoral Obrera abierta y promotora de integración de todas las culturas sin claudicar de la propia cultura cristiana.; participativa y en comunión eclesial; signo y aval de credibilidad evangélica que lleven al significado de nuestra vida cristiana e inequívocamente eclesial. La misión de la Iglesia es hacer presente el Evangelio en medio del mundo del trabajo, tener sensibilidad con las necesidades de las clases menesterosas presidida, por el compromiso. Una Pastoral Obrera que vive y celebra la Palabra de Dios, pues si no se comparte el pan de la Palabra no se comparte la vida con el obrero.
La segunda ponencia, presentada por Alfonso Alcaide Maestre, abordó el tema de los Principales cambios experimentados en el mundo obrero, partiendo de lo que es el proyecto de hombre creado por Dios y cómo su forma de vida contempla una serie de necesidades a todo hombre, como las de seguridad, reconocimiento y valoración, gozo y disfrute. Sin embargo el actual sistema de producción sólo contempla la dimensión objetiva del trabajo, el crecimiento de la productividad, por lo que el trabajador es considerado como un instrumento, provocando todo un reduccionismo de la naturaleza humana. De este modo, la cultura, como modo particular de relacionarse los hombres con la naturaleza, con sus hermanos, consigo mismos y con Dios, pasa a ser una cultura en que el poseer, el poder y el hedonismo instintivo han sustituido a la comunión, el servicio y la realización personal. Frente a esta postura, la fe cristiana sigue proponiendo una cultura cuyos componentes fundamentales son la persona y el amor.
En la tercera ponencia, Gregorio Burgos trató la Aportación de la Doctrina Social de la Iglesia al mundo del trabajo. La enseñanza social de la Iglesia se origina en el encuentro entre el mensaje evangélico y sus exigencias éticas con los problemas surgidos en la vida social. En la actual crisis económica las consecuencias las sufren los de siempre y la sociedad se tambalea por el paro. Ante la crisis permanecen claras las orientaciones de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) sobre los derechos de los trabajadores y las causas que motivan el conflicto social. Desde la DSI se abordan los retos que plantea la situación actual del mundo del trabajo, que exige siempre una renovada atención y un decidido testimonio. Los retos están dirigidos a una lectura de la realidad que exige una renovada atención, la formación de la conciencia y signos y gestos de solidaridad, pero también el reto de un estilo de vida personal y comunitario y de una Pastoral Obrera de toda la Iglesia.