“Intento vivir mi vida en fidelidad a Aquel que siempre es fiel conmigo”

Diócesis de Córdoba
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La diócesis de Córdoba comprende la provincia de Córdoba, en la comunidad autónoma de Andalucía y es sufragánea de la archidiócesis de Sevilla.

Entrevista al sacerdote, Juan Luis Carnerero, párroco de Belmez y El Hoyo, tarea que compagina con su reciente nombramiento por parte del Obispo como Vicario Episcopal de la Sierra. A sus 33 años, ha cursado estudios en Roma y es profesor del Estudio Teológico “San Pelagio”.

P. ¿Qué te llevó al sacerdocio?

R. La llamada de Dios, pero una llamada que se fue haciendo más clara a lo largo del tiempo, que me pedía consagrar mi vida al Señor y que me quemaba por dentro en deseos de que otros se encontraran con Él.

P. Y, ¿cómo conociste a Jesucristo?

R. Conocí a Jesucristo incipientemente en mi familia, en mi parroquia, en el colegio, etc. y este conocimiento fue creciendo en la catequesis, en mi Hermandad, en los Tarsicios de la Adoración Nocturna y posteriormente en el Seminario. En definitiva, en la Iglesia.

P. ¿Cómo describirías tu vida sacerdotal?

R. Si es por comparación, soy un sacerdote más entre muchos millones que hay en el mundo y que trabajan diariamente por dar a conocer a Jesucristo y por extender el Reino de Dios. Si es personalmente, intento vivir mi vida en fidelidad a Aquel que siempre es fiel conmigo, intentado contagiar la alegría del que sabe que tiene un tesoro y no es capaz de callar su dicha.

P. ¿Cuáles han sido los retos más simbólicos que has enfrentado como sacerdote?

R. El primer reto fue ser sacerdote. ¡Dios sabe lo que le costó! Pero Él se empeñó y no podía decirle que no. Pero humanamente hablando, los retos vienen de uno en uno: sé párroco recién salido del seminario con 24 años; después, deja las parroquias que han sido como “tu primera novia”, ve a Roma y vuelve a estudiar. Luego, vuelve a unas parroquias y, en cuatro meses, deja de nuevo tu tierra y ve a hacer las funciones de padre, al modo de San José, de tus propios hermanos sacerdotes en la Vicaría de la Sierra. ¡Menos mal que el padre es el Obispo y yo no soy más que, a modo de decir, su mano cercana en este territorio!

P. ¿Qué experiencias como sacerdote te han dejado más impactado?

R. Lo que más me ha impactado es ver lo que Dios es capaz de hacer por medio de un sacerdote.

P. ¿Cuál consideras que es la tarea más difícil para un sacerdote?

R. Reconocer en cada momento la voluntad de Dios para no meter mucho la pata.

P. ¿Y la más fácil?

R. La tarea más fácil de ser cura, para mí, es ser cura.

P. Tu ministerio ha estado marcado por diferentes encargos pastorales. Uno de ellos, fue salir a cursar estudios en Roma. ¿Qué supuso para ti esta etapa?

R. Ahora, que lo veo en perspectiva, una bendición – he de confesar que mientras estudiaba lo llevaba como una cruz, unido al Señor -. Verlo a distancia, un vez pasado, me ha hecho reconocer que todo lo vivido en Roma ha sido pura gracia que me ha hecho crecer, madurar mi propia entrega a Dios y a su Iglesia.

P. Después, vuelves a la Diócesis, el Obispo te encomienda varias parroquias, pero te nombra además Vicario Episcopal de la Sierra. ¿Qué ha supuesto este cargo en tu vida?

R. ¡Sólo Dios y el Obispo saben la cara que se me quedó! Pero si Dios te lo pide, ¿cómo le vas a decir que no?

P. ¿Cómo afronta un joven como tú estar al lado del Obispo, velar por el bienestar de tus hermanos sacerdotes de la Sierra y atender las necesidades de las parroquias de esta zona?

R. He de confesar que no me acostumbro a estar cerca del señor Obispo. Siempre me ha impresionado “el Obispo”, sea quien sea en cada momento, por ser la presencia de Dios en la Diócesis, por lo que me sigue sobrecogiendo estar a su lado. Pero es una gracia inmensa. Creo que la sensación debe ser parecida a la que tenían los apóstoles cuando fueron llamados por Jesús. Al fin y al cabo es la misma situación: “llamó a los que quiso, para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar” (Mc 3, 14). Y el servir a mis hermanos, que sí que es una realidad que me supera porque muchos de ellos podrían cuidar mejor de mí.

P. Por último, tras nueve años de ministerio sacerdotal, ¿qué le pides al Señor?

R. Fidelidad. Con San Ignacio de Loyola le pido al Señor: “Dame tu amor y tu gracia, que ésta me basta” (Ejercicios Espirituales 234).

De manera breve, responde a las siguientes preguntas sobre tu perfil personal

Nombre completo: Juan Luis Carnerero de la Torre

Edad: 33 años

Lugar de nacimiento: Benamejí

Un recuerdo de tu niñez: La misa diaria en mi parroquia de mano de mi abuela.

Define tus años en el seminario: Maravillosos.

Tu comida favorita: Un buen potaje de habichuelas y arroz con todos sus avíos

Tus aficiones: La música.

Gustos: El arte y todo lo relacionado con él.

Tu mejor amigo: Jesús.

Tu cura: D. Paulino Cantero García.

Un deseo: Que todos conozcan a Jesucristo y su amor.

Rezas por…: El Obispo, por el Papa y la Iglesia, por todos los que se me encomiendan y por los que no conocen a Dios o se han apartado de Él.

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