Mª del Rosario es doctora en Ciencias Químicas por la Universidad de Córdoba y, actualmente, docente en el Colegio Diocesano de Jesús Nazareno y Trinidad, así como miembro de ACG
Mi nombre es Mª del Rosario Pérez Pérez (Chari), tengo 48 años, natural de Córdoba. Soy doctora en Ciencias Químicas por la Universidad de Córdoba. Actualmente, imparto clase de Matemáticas y Física y Química en el Colegio Diocesano Jesús Nazareno y la Química de 2º de Bachillerato en el Colegio Diocesano Trinidad, ambos pertenecientes a la Fundación Diocesana de Enseñanza Santos Mártires de Córdoba y Responsable Diocesana de Infancia de ACG.
Nací en el seno de una familia cristiana por lo que, el Señor ha estado presente en mi vida desde pequeña. Desde siempre he estado ligada a la Parroquia de San Pelagio, encomendada a la Compañía de Jesús hasta septiembre de 2011 que pasa de nuevo a la Diócesis. Era octubre de 1985 cuando comienzo mi catequesis de Post-Comunión en la parroquia y ahí sigo realizando mi labor pastoral con los niños de Primera Comunión.
He crecido en la fe de la mano de mis Jesuitas a los que tengo un especial cariño y a los que debo gran parte de mi formación cristiana y amor por la docencia. Ni que decir tiene que San Ignacio de Loyola ocupa un lugar especial en mi corazón.
Al terminar mi carrera, me surge la oportunidad de realizar mi Tesis Doctoral y, aunque hice el CAP (actual Máster de Educación) para “no cerrarme ninguna puerta”, mi prioridad en aquel momento era la universidad. Tras 12 años de experiencia universitaria y en un momento convulso a nivel laboral y personal, el Señor pone en mi vida personas maravillosas a las que estaré eternamente agradecida, que me ayudan a dar un cambio que era necesario en aquel momento. Así, en diciembre de 2013, empiezo mi andadura como profesora de Secundaria en el Colegio Jesús Nazareno, todo un reto para mí en aquel momento. Ahora, echando la vista atrás, me siento bendecida. Trabajar en un colegio donde se vive la fe día a día, donde puedo ver crecer a los alumnos en su relación con Dios siendo yo partícipe de ello, ¡es Gracia de Dios!
Mi experiencia como docente es maravillosa, no solo por ver crecer a los jóvenes en lo académico y en lo personal, sino porque cada uno de ellos, con su proceso de aprendizaje y con su ser, deja una huella en mí que me hace crecer cada día como persona.
Alguna vez me han preguntado si se puede evangelizar desde la ciencia y mi respuesta es siempre contundente: ¡Sí! mostrando lo que dice la ciencia y cómo eso ilumina la fe y también cómo la fe no está en contradicción con la ciencia, sino que es un apoyo y un soporte. Desde esta perspectiva, intento inculcar a mis alumnos el amor por la ciencia siempre a la Luz del Evangelio.
San Ignacio de Loyola decía: “En todo amar y servir”. Eso le pido al Señor en cada oración de la mañana con mis alumnos: Hazme instrumento de amor y servicio y haz que sean portadores de la Buena Noticia en sus vidas.
Me gustaría terminar dando las gracias a la Delegación Diocesana de Enseñanza por darme esta oportunidad, a todas las personas que han hecho posible que yo hoy sea feliz en lo laboral y en lo personal y al Señor, que no deja de bendecirme día a día.
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