Juan José Romero se ha despedido del Seminario Menor después de cinco años como vicerrector, su nueva misión está en Roma, hasta donde se ha desplazado para estudiar el Doctorado en Teología.
¿Qué balance hace de los cinco años que ha estado en el Seminario Menor?
Muy Positivo. Ha sido una experiencia increíble en la que he aprendido mucho y en la que he sido muy feliz. Por tratarse de una tarea tan delicada uno siente el gran peso de la responsabilidad, pero que se contrarresta con la confianza en Aquel que me encomendó la misión y con la gran ayuda del Rector del Seminario y los hermanos sacerdotes con los que he compartido la tarea.
¿Qué destacaría del tiempo que ha sido vicerrector?
Me quedo con lo bueno, y es tanto… He disfrutado mucho de poder compartir con los seminaristas menores de nuestra diócesis un trecho de la vida decisivo para ellos, y que también lo ha sido para mí. Ellos lo viven todo con mucha vitalidad, de la que también uno queda irremediablemente contagiado. Es también una etapa de mucho riesgo en la que se hace imprescindible un acompañamiento cercano y comprensivo.
Ha tratado a muchos niños desde su llegada, ¿cómo llegan los niños, cree que se cumplen sus expectativas?
Sí, han sido unos cuantos. Los niños llegan como lo que son hoy. Son chicos muy normales que han sentido en su corazón un deseo grande de seguir a su amigo Jesús más de cerca. Llegan al Seminario con mucha ilusión y mucha generosidad, dónde van descubriendo, por una parte, la alegría de ser amigos “especiales” del Señor, y por la otra, que hay que ser muy valientes para seguirlo con la exigencia que Él nos va pidiendo a cada uno.
Después de tantos años con los niños ¿qué ha aprendido de ellos?
Muchísimo. Tengo la certeza de haber aprendido mucho más que enseñado. De todos he aprendido algo bueno que me ha edificado. Sería imposible enumerar las enseñanzas recibidas de los seminaristas menores, pero destaco especialmente una: su heroicidad.
¿Qué cree que es lo que más va a echar de menos?
Tantas cosas… especialmente la vida en comunidad con los formadores y seminaristas, y el trato con todas las personas que forman parte de la gran y maravillosa familia del Seminario Menor: trabajadores, profesores, voluntarios, bienhechores…
¿Qué momento está viviendo el Seminario Menor San Pelagio?
Tengo la impresión de que vive un buen momento: el que el Señor quiere ahora. Se trata de una comunidad muy bendecida en sus formadores y en sus seminaristas, que son un gran motivo de esperanza para nuestra diócesis. Son chicos de su tiempo que quieren discernir su posible vocación sacerdotal, y por eso se han puesto en camino con el deseo de ir “a por todas”.
¿Cómo se enfrenta a su nuevo destino?
Con ilusión y totalmente confiado en María. La nueva misión la recibo como un regalo de Dios a través de la Virgen Santísima. En su Inmaculado Corazón me pongo con la certeza de que Ella me ayudará mucho a cumplir el encargo recibido.
Nombre completo: Juan José Romero Coleto.
Edad: 37 años.
Lugar de nacimiento: Villanueva de Córdoba.
Un recuerdo de tu niñez: Las romerías de la Virgen de Luna.
Define tus años en el seminario: Con palabras de San Francisco de Asís: «El Señor me dió hermanos…»
Tu comida favorita: Ahora mismo la italiana.
Tus aficiones: Hacer cualquier cosa con mi gente, aunque sólo sea «estar».
Gustos: Conocer gente. Siempre me enriquece un montón.
Tu mejor amigo: El que, a pesar de mis defectos, me quiere de verdad.
Tu cura: Manuel Arroyo Ramos, fallecido en el año 2000.
Un deseo: Que mi ministerio sea, cada vez más, manifestación de la infinita misericordia de Dios para conmigo y para con los demás.
Rezas por…: Todas las personas que ha puesto el Señor en mi vida, especialmente por las que me piden oraciones y por las que rezan por mí. Tampoco me olvido de los sacerdotes, los seminaristas y las vocaciones.