La ermita cordobesa se reabre al culto. En la solemnidad de la Ascensión del Señor, más de trescientos fieles asistieron a la reapertura al culto de la ermita Ntra. Sra. de la Salud y el anejo Monasterio ya ocupado por los Frailes Esclavos de la Eucaristía y de María Virgen con una solemne Misa de Acción de Gracias a las 20:00h., presidida por D. Juan José Asenjo, Arzobispo Coadjutor de Sevilla y Administrador Apostólico de Córdoba y concelebrada por el presidente y miembros del Cabildo Catedral junto a la comunidad de Esclavos de la Eucaristía y María Virgen y numerosos sacerdotes.
Desde las 19:00h. el templo estaba repleto de feligreses que no quisieron perderse esta ceremonia, ocupando las sillas habilitadas en la explanada delantera del mismo y el patio contiguo al recinto.
Durante la homilía, D. Juan José Asenjo manifestó en primer lugar su gratitud al Cabildo Catedral, ya que “sin su generosidad magnánima hoy no estaríamos aquí, ni estarían tampoco los Frailes Esclavos de la Eucaristía y de María Virgen, que lo van a utilizar para su santificación personal, para orar y sacrificarse por la Diócesis, y como horno ardiente desde el que se difundirá el amor a la Eucaristía y a la Santísima Virgen y el buen olor de Cristo”. También, agradeció al Ayuntamiento de Córdoba y a los técnicos municipales que han allanado el camino para que esta obra fuera posible.
Tras las palabras de agradecimiento a todos los que han participado en esta reforma, señaló que este domingo en que celebrábamos la solemnidad de la Ascensión del Señor “somos también destinatarios de este mandato. Como a los discípulos, Jesús nos transmite su misión y nos hace heraldos de su Buena Noticia. Nos encomienda enseñar lo que nosotros hemos aprendido, divulgar lo que a nosotros nos ha acontecido, que Él nos ha devuelto la luz, la vida y la esperanza. Todo ello es posible, más allá de nuestras vacilaciones y dificultades, porque Jesús se ha comprometido con nosotros a pesar de nuestra pequeñez. El Señor no se ha marchado, vive en nosotros y a través nuestro. Camina a nuestro lado y actúa por nuestro medio”.
Asimismo, pidió que “en esta hora de la historia, magnífica y dramática al mismo tiempo, hemos de ser testigos de la alegría cristiana, de la paz, la reconciliación, la esperanza y el amor que nacen de la Buena Noticia del amor de Dios por la humanidad. Hay demasiado dolor e infelicidad en nuestro mundo como para que los cristianos creamos que ya está todo dicho y todo hecho”. Y añadió que “Jesús y su Evangelio siguen siendo un tema pendiente en el corazón de los hombres de hoy, y a nosotros se nos ha confiado su anuncio desde las plazas y las azoteas del nuevo milenio que estamos comenzando, en el que más que nunca estamos emplazados a anunciar a Jesucristo a nuestro mundo, como fuente de sentido, como manantial de paz y de esperanza y como nuestra única posible plenitud. Y todo ello, con la palabra y también con el testimonio luminoso, atractivo y convincente de nuestras buenas obras y de nuestra propia vida”.
La imagen de Ntra. Señora de la Salud vuelve a presidir como antaño el retablo neoclásico de su capilla, magistralmente recuperado por las manos del artista cordobés Miguel Arjona.
