“En una discoteca tuve claro que Dios me llamaba al sacerdocio”

Diócesis de Córdoba
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La diócesis de Córdoba comprende la provincia de Córdoba, en la comunidad autónoma de Andalucía y es sufragánea de la archidiócesis de Sevilla.

Jesús Martínez (20 años) es un joven cordobés recién llegado al Seminario Mayor San Pelagio, como a cualquier chico de su edad le gusta salir con sus amigos y practicar deporte, especialmente el Futbol. A pesar de haber tenido dudas en algunas ocasiones considera que ha llegado el momento de decir Si a Dios.

Como joven cristiano ¿qué momento crees que está viviendo la Iglesia en lo que a la juventud se refiere?

Es obvio que la mayoría de los jóvenes actualmente se ha desvinculado de cualquier ámbito religioso (sea la religión que sea), ya que, si en los institutos y universidades no se habla de Dios, y apenas hay clases de religión, los jóvenes no se plantean la existencia de Dios y por tanto, no van a practicar ninguna religión.

¿Qué diferencias hay en tu vida como cristiano con respecto a los jóvenes que no lo son?

Realmente sólo una, que lo que hacemos lo intentamos hacer por amor a Dios. En estos tiempos que corren tan difíciles, es cuando los creyentes tenemos la obligación de poner en práctica nuestra fe. Demostrando al mundo, que somos cristianos y que nuestro fondo espiritual, proviene de lo sobrenatural.

Cuéntanos alguna experiencia de fe en la que hayas sentido la presencia viva de Jesucristo

Pues este mismo verano, cuando decidí irme “de misiones” a Chile, fue un mes lleno de experiencias y regalos del Señor, fuimos a misionar y, sin embargo, fuimos nosotros “misionados”. Recuerdo perfectamente una “hora santa” en una pequeña capilla de una comunidad mapuche, sentí una fuerza interior que nunca antes había sentido, como una fuerza para seguir adelante, por los caminos de Jesucristo.

¿Qué te ha llevado a entrar en el seminario?

Una llamada de Amor, la llamada de Dios. Dios me hizo ver mi vocación en una peregrinación a Fátima hace ya unos 4 o 5 años, aunque no sabía de que forma me llamaba, pero tuve miedo y no sólo le dije que no sino que me alejé de Él. Él seguía ahí, siempre al lado mía, y, en el verano del año pasado, cuando estaba con mis amigos en Albufeira, en Portugal, después de muchos noes, dije sí. Fue en una discoteca cuando tuve claro que Dios me llamaba al sacerdocio, fue una sensación indescriptible.

¿Qué esperas de tu futuro?

Que pueda seguir con fidelidad la voluntad de Dios (sea cual sea), a pesar de tantas y tantas tentaciones que vienen y seguirán viniendo, ya que al demonio no le gusta mucho el hecho de que una persona quiera entregarse a Dios y cumplir su voluntad, y menos un joven, que sabe que mediante la gracia de Dios esa persona puede ayudar a miles y miles de almas.

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