Ana Campos pertenece al GPS de la parroquia Virgen del Camino y está viviendo este camino en comunión con los jóvenes de Córdoba
¿Qué te animó a participar en el Sínodo de los Jóvenes de Córdoba?
Fue nuestro párroco D. Manuel Sánchez junto con Maribel, la catequista que nos acompaña a los jóvenes, quienes nos informaron y nos animaron a participar de una iniciativa que había surgido en la diócesis y nos animaron a ir al primer encuentro de líderes GPS. Fue allí cuando compartimos con otros jóvenes ese encuentro, cuando me sentí llamada y motivada a cumplir aquello a lo que se nos invitó, a ser “Iglesia al encuentro de los demás, siempre en salida”. Al escuchar las ponencias, las experiencias de otros jóvenes y compartir los momentos de oración y encuentro, cuando me sentí también llamada a trasladar todo aquello que había experimentado esos días y lo que estaba por llegar.
¿Cómo trabaja tu GPS habitualmente?
Nosotros nos reunimos una vez al mes, los domingos, a veces, dos veces al mes.
Nuestro grupo GPS tiene mucha variedad de edades y situaciones, el más joven tiene 19 años y la más mayor 29, por lo que es muy enriquecedor compartir la fe cada uno en su realidad. Somos 12 jóvenes en total. Nos reunimos, rezamos juntos y tratamos el contenido de las fichas, que nos da pie a compartir la fe y la vida. Desde el principio abrimos el grupo a todo aquel que se quiso unir, sobre todo a aquellos que por cualquier motivo se alejaron de la Iglesia. Intentamos ser lugar de acogida y de encuentro con Dios que nos llama a cada uno de nosotros a llevarlo a todas las personas, especialmente a aquellas que más lo necesitan.
¿Qué te parece esta iniciativa de la Diócesis para los jóvenes?
Me parece una iniciativa bonita, necesaria y evangelizadora. Pensar en aquellas personas que necesitan a Dios pero que se han alejado, esa es la gran misión que tenemos los cristianos, llevar a Dios allí dónde estamos, en nuestras parroquias, colegios o movimientos, pero sobre todo en los trabajos, en la universidad, en nuestras familias, en definitiva en nuestro día a día. Para ello, los grupos para el Sínodo son clave a la hora de recordarnos para qué hemos sido enviados, para llevar el Amor de Dios que experimentamos, a todos, sobre todo a los que más lo necesitan.
¿Qué puede aportar este Sínodo a tu vida de fe?
A mi vida de fe, le aporta madurez, crecimiento y experiencia de Dios. Me invita a pararme, a tratar ciertos temas novedosos y a los que los cristianos debemos dar respuestas desde la fe. Me anima a compartir la fe y también como decía al principio la vida, que es para mí, donde Dios también se hace presente cada día, en muchos momentos. A saber ver la vida con los ojos de la fe, a recordarme que Dios me quiere y nos quiere a todos. Me recuerda la importancia de celebrar la alegría de ser cristiano en los sacramentos.
En definitiva, para mí, cada vez que nos reunimos, ese domingo al mes, es un momento grande de encuentro, de oración y de compartir que me acerca a Dios y me ayuda a acercarme también a los demás. Me invita a formarme en lo que se nos propone en las fichas y a vivir la fe, como decía al principio en mí día a día, en los lugares, personas y acontecimientos de la vida y a sentirme enviada por Dios allí dónde estoy.
¿Sientes que la Iglesia diocesana cuenta contigo?
Sí, creo que la Iglesia siempre está llamándonos y pensando en nosotros. Creo que también se ve en esta iniciativa, en pensar algo que nos una a todos los jóvenes de Córdoba. También en pensar en todas aquellas personas que un día se alejaron, es bonito ver a la Iglesia acogedora, la que espera como el Padre con los brazos abiertos a todos.
Además de con los GPS lo he experimentado muchas veces en la parroquia en la que estoy, Virgen del Camino, en la que siempre he podido experimentar a través de nuestro párroco D. Manuel, así como de los demás miembros de la comunidad, como la Iglesia cuenta conmigo y con cada uno de nosotros para llevar a Dios allá dónde vayamos.
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