“El pregón debe ser una obra de arte al servicio de Córdoba”

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Juan José Primo Jurado, pregonero de la Semana Santa de Córdoba 2024, desvela la esencia de su fe y el modo de expresarla en un pregón

El diccionario de la Real Academia Española afirma que “pregón” es un discurso público con el que se anuncia e inicia la celebración de una festividad y se invita a participar en ella. Esta aséptica definición puede quedar muy lejos de la determinación y la fuerza de este verdadero proceso creativo que implica escribir y proclamar el anuncio de la Semana Santa, mucho más si es el de tu propia ciudad, donde la recuperación de la memoria personal es un viaje sentimental en recuerdos que se actualizan al inicio de la Cuaresma.

Es el caso del historiador cordobés, Juan José Primo Jurado,  Pregonero de la Semana Santa 2024, que tendrá lugar en el Gran Teatro de Córdoba el 16 de Marzo. En esta entrevista desvela la esencia de su fe y el modo de expresarla en un pregón. Hermano de tres hermandades cordobesas, pone el acento en su vida como adorador nocturno con 40 años, más de 500 vigilias en la Alta Madrugada de Córdoba adorando al Santísimo, han forjado su identidad cristiana

¿Cuál es el primer recuerdo que tiene de la Semana Santa de Córdoba?

El primer recuerdo que tengo se sitúa en la casa de mis padres, en la calle Cardenal González, y a principios de los 60 la carrera oficial pasaba por allí. Mis primeros recuerdos tienen que ver con las procesiones pasando por mi casa y yo jugando luego con nazarenos de terracota a recrear esas procesiones.

Muchos momentos por vivir, muchos momentos ya vividos, de devoción y penitencia, pero díganos uno que haya marcado especialmente su vida a cofrade.

Yo creo que a cualquier cofrade es la primera salida en estación de penitencia, porque yo hasta entonces había visto la Semana Santa desde fuera, o en los cultos o desde mi casa, o desde carrera oficial en las sillas. Pero el primer momento en que yo me pongo el hábito de Nazareno, que fue en el año 2002. Fue con la hermandad de la sentencia, fue mi primera estación de penitencia, yo creo que eso marca. Siempre marca.

¿Cómo vivió el cambio de la carrera oficial?¿Cómo valora este cambio?

Yo creo que era lógico, porque en otras grandes ciudades como Sevilla o Granada, la carrera oficial pasa por la Catedral, la Catedral siempre es la Iglesia de todos, es grande como la iglesia con tantas columnas como razones para amar, para creer, para tener fe. Seguramente se podrán hacer algunos retoques y se están haciendo, pero básicamente yo creo que es lógico que esté en la Catedral. Es de una gran belleza. Creo que ahí se hace verdad lo que hablaba San Juan Paulo II: una fe que se tiene que hacer cultura y una cultura que tiene que estar iluminada por la fe. Y esto ocurre en Córdoba, ver pasar las imágenes por el puente romano, por la puerta del puente o  por el Patio de los naranjos,  recortándose con la torre campanario de la Catedral o entre las columnas y los arcos de la Mezquita es sin duda de gran belleza y de gran sentido devocional y cristiano.

Como director del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, tiene una visión amplia de la Semana Santa andaluza. ¿Dónde situaría usted a la nuestra?

En un nivel muy alto. Yo creo que la Semana Santa está en la parte alta de la clasificación. La Semana Santa, desde mi óptica como responsable un poco del patrimonio histórico de Andalucía, tiene un componente de patrimonio, pero también está la calle. Eso cualquiera lo ve, las calles de Córdoba se llenan en Semana Santa. Es un foco de atracción interno para los cordobeses, para los pueblos de Córdoba, pero también para turistas que vienen de fuera. Un éxito total, patrimonialmente también. La Semana Santa de Córdoba tiene unas imágenes brillantes, siempre encabezadas por las Angustias de Juan de Mesa. Muchas tallas de los siglos dieciséis a dieciocho y también del presente que son grandes obras y los cortejos procesionales tienen también un patrimonio admirable. Hay Hermandades que tienen una seña de identidad propia como puede ser “El Caído”.

Además de doctor en Historia, es usted licenciado en Filosofía y Letras y diplomado en Magisterio. ¿Tiene un pregonero que ser fiel a su formación a la hora de pregonar?

No hay un manual de hacer un pregón. Cada pregón es del pregonero. De hecho, cuando a mí me encargó la Agrupación de Hermandades y  Cofradías este pregón me dio libertad total. Y efectivamente debe ser así. El pregonero es el que marca cómo tiene que ser el pregón. Debe ser fiel a sí mismo. Un pregón no puede ser ni conferencia ni sermón. Tiene que aportar datos como una conferencia y una dosis, pero no caer en el dato histórico. Un pregón es un anuncio, un anuncio de una fiesta. Y los anuncios de la fiesta se tienen que hacer saliendo del corazón y con literatura y mensaje.

¿Cuál es el papel hoy de una persona como usted, con un cargo público, para dar testimonio de su fe?

Creo que ante todo ser un buen trabajador, donde me toque, donde la vida me ha ido poniendo. He tenido muchos puestos de responsabilidad y he querido cumplirlos bien, procurando ser un buen católico. Y que la gente cuando te vea, diga, mira, pues está rindiendo bien como profesor de universidad, mira, está rindiendo bien como subdelegado del gobierno, mira, como director del patrimonio histórico, está rindiendo bien. Y encima es creyente. Al final, el ejemplo.

¿Cuál es el momento más difícil en el desarrollo de un pregón? ¿Cuál es el momento en el que uno tiene que hacer uso de esos recursos como profesor, como escritor?

La premura de tiempo quizá. Yo, siempre que he escrito un libro, que he escrito un artículo o ahora escribiendo el pregón, lo primero que hago es una un esquema y luego lo vas rellenando. Para mí, lo peor es el tiempo, cuando se te echa el tiempo encima o no tienes el tiempo para dedicarle. Y luego, bueno, en este caso un pregón tienes que hacerlo, dejarlo que repose, revisarlo como una obra de arte. Siempre quedan últimas pinceladas .Tiene que ser una obra de arte al servicio de Córdoba y de su Semana Santa y eso requiere su tiempo.

¿A un pregón le debe acompañar la música? ¿Le debe acompañar algún otro elemento que no sea la propia voz del pregonero, en su opinión y según su estilo?

Bueno, la música es fundamental pero yo veo la música antes del pregón o después del pregón. El pregón en sí es la palabra, la magia de la palabra, la entonación que tú le des, lo que tú cuentes a un público, a un auditorio. Pero la palabra solamente, añadir dentro del pregón algo que no sea palabra, en mi opinión, está fuera de lugar.

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