El sacerdote español Cristóbal Fernández Valladolid, fundador de la Congregación Hospitalaria de Jesús Nazareno, de Córdoba, será beatificado, después de que el Santo Padre aprobara ayer el decreto por el que se reconoce un milagro por su intercesión.
Cristóbal Fernández Valladolid, más conocido como Cristóbal de Santa Catalina, nació en Mérida el 25 de julio de 1638 y falleció en nuestra ciudad el 24 de julio de 1690. Vivió sus primeros años mostrando gran preocupación por el hambre. Posteriormente actuó como monaguillo y sacristán hasta convertirse en capellán de un tercio de Castilla en la guerra que mantenía la Monarquía Hispánica contra Portugal.
Tras recuperarse de una grave enfermedad, decidió retirarse a las ermitas para meditar y dedicarse a la oración. En la sierra cordobesa fundó el eremitorio de San Francisco y San Diego de Villaviciosa, en cuya iglesia ofrecía misa a diario. Su gran hito en la ciudad cordobesa fue la fundación del Hospital de Jesús Nazareno, bajo el lema «Mi providencia y tu fe tendrán esta casa en pie», para socorrer a un gran número de enfermos sin recursos y personas necesitadas que habitaban durante el último tercio del siglo XVII en la ciudad, azotada por una epidemia de cólera.
Su obra fue seguida por numerosos discípulos en varias ciudades españolas, por ello en 1773 se iniciaron los trabajos para conseguir su beatificación por parte de la Iglesia Católica, interrumpidos por la muerte de su postulador. En el año 2007, se presentaron en Roma las alegaciones correspondientes para reiniciar los trámites para su nombramiento como beato que han dado como resultado el nombramiento de este cordobés de adopción.
Otras «virtudes heroicas»
Benedicto XVI también concedió el primer paso hacia la santidad del sacerdote Juan José Bonal Cortada, fundador de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, así como a la religiosa española Joaquina María Mercedes Barceló y Pagés, cofundadora de la Congregación de las Hermanas Agustinas de Nuestra Seóra de la Consolación.