Con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, numerosos inmigrantes de la Diócesis acudieron el domingo, 15 de enero, a su encuentro anual con el Obispo.
Este domingo, 15 de enero, la Iglesia ha celebrado la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado que este año ha llevado por lema “Menores migrantes vulnerables y sin voz. Reto y esperanza”.
Concretamente, en nuestra diócesis, se ha conmemorado esta jornada con un encuentro organizado por la Delegación de Migraciones que ha comenzado con la celebración de la santa misa en la Catedral, presidida por el Obispo. En su homilía, don Demetrio Fernández ha recordado que el fenómeno de las migraciones es un signo de nuestra época. “Los inmigrantes que llegan son necesarios, no son un estorbo. Son un bien, no un peligro y son personas que contribuyen en el bien común”, ha afirmado. También, ha comentado que en este movimiento internacional de tantos millones y hombres y mujeres se cometen muchas injusticias, por lo que ha pedido a los fieles no permanecer impasibles. “Acojamos a los inmigrantes y luchemos contra las injusticias”, ha instado el prelado.
En el Obispado
A continuación, ha tenido lugar una recepción en el salón de actos del Palacio Episcopal donde se ha presentado al nuevo Delegado Diocesano de Migraciones, Manuel Vida.
Seguidamente, el Profesor José Ramón Ruiz ha expuesto a través de unas diapositivas la historia de la ciudad y mientras tanto, los niños han podido disfrutar de juegos y actividades en el patio del Obispado, donde a su vez, los asistentes ha compartido un tiempo de convivencia.