El Obispo recuerda la centralidad de la Eucaristía para el sacerdote

Diócesis de Córdoba
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En su intervención en León, en el Encuentro de Obispos de la provincia eclesiástica de Oviedo.
El Obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández, ha participado en el Encuentro bienal de Obispos, Vicarios, Arciprestes y Delegados Episcopales para el Clero de la Provincia Eclesiástica de Oviedo, celebrado del 5 al 7 de noviembre en la Casa de Ejercicios de los Padres Dominicos “Virgen del Camino”, en León.

Su intervención tuvo lugar el tercer día, con una ponencia que hacía referencia a la segunda parte del lema del Encuentro “’Los nombres de Emaús. Volver a encender el corazón’.

A partir del pasaje bíblico –“¿No ardía nuestro corazón mientras íbamos de la mano? (Lc 24,32)” – Mons. Demetrio Fernández recordó la centralidad de la eucaristía puesto que “ahí es donde hemos nacido como presbíteros, en la Eucaristía y para la Eucaristía” para, a continuación, realizar un llamamiento a “renovar el amor primero”.

Don Demetrio subrayó “la plenitud de vida de Jesucristo como un existencia virginal, desde la sobreabundancia de vitalidad sobrenatural” para abordar el debate sobre el celibato porque “implica toda nuestra existencia, ser de Cristo para hacerle presente a él como esposo de su Iglesia con un amor totalmente oblativo, no posesivo, un amor que es universal y que va creciendo a lo largo de la vida, el deseo de vivir como Jesucristo, y basta”. “Esto significa desvivirse, es decir, desgastarse, entregando nuestra vida a favor de los demás cada día y por ello en este punto en muy importante nuestro testimonio, y de manera especial para los jóvenes en orden a ser llamados al sacerdocio”, apuntó Don Demetrio para abordar seguidamente puntos clave de la pastoral vocacional “donde nuestra presencia, como la de Jesús en el camino de Emaús, es una señal de ánimo hacia una vida gozosa de entrega limpia e íntegra y aquí está un punto clave de la problemática vocacional: los jóvenes necesitan el testimonio limpio y fuerte de un sacerdote que vive su celibato no como una carga, una tristeza, sino que vive la alegría de haber entregado su vida desde joven al Señor y a su Iglesia, esta alegría que le sale hasta por los ojos, y esa alegría suscita nuevas vocaciones”.

Y desde esa alegría Don Demetrio Fernández incidió en el mensaje del lema de este Encuentro de Provincia Eclesiástica de “volver a encender el corazón” con una llamada a todos los integrantes de los presbiterios diocesanos a un “Emaús permanente” para una vida cristiana plena “en la diócesis, la diócesis como casa común de todos los fieles, la iglesia particular con una historia de santidad, la una, santa, católica y apostólica que se concreta aquí, en cada diócesis que debemos amar, no porque sea mejor porque es lo nuestro excluyendo a los demás, sino amar los dones de Dios en la propia diócesis. Y en eso el presbítero está al servicio de la Diócesis como íntimo colaborador del obispo, como prolongación de la sucesión apostólica”.

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