El Obispo ha presidido la Eucaristía en la Catedral en el día de la Bienaventurada Virgen María del Pilar, «alma de la evangelización y de la Hispanidad»
En la fiesta del Pilar, el Obispo ha glosado a la Virgen María como » discípula por excelencia» a través del Evangelio, que nos recuerda que después de que Jesús subiera a los cielos, reunidos los apóstoles, entre ellos estaba María, porque desde niña se había ejercitado en la escucha de la palabra de Dios y eso le permitió atender su vocación de ser madre del Divino Verbo. Así ha presentado monseñor Jesús Fernández la esperanza que María es para todos y haciendo haciendo una comparación con los tiempos actuales, el Obispo ha proclamado la escucha de María a la Palabra que cumple porque «ella no tenía su teléfono en modo avión, sino conectado con el Señor». El Ángel Gabriel fue el mensajero y ella se puso a la escucha de Dios, «que es sabio y bueno, padre y su palabra es fuente de alegría, esperanza y sabiduría para los que nos sentimos confusos, abandonados incluso solitarios».
En la Fiesta de nuestra señora del Pilar, monseñor Jesús Fernández, aseveró que Jesús contempló la maternidad física de María, pero puso por encima su «maternidad espiritual gracias a que escuchó y cumplió la palabra de Dios», una palabra que «no es siempre fácil cumplir» , pero que permite descubrir la razón de vida y esperanza cuando nos ejercitamos en su cumplimiento.
El obispo propuso hoy a la Virgen del Pilar como modelo de Madre de Jesús y madre nuestra y recordó el momento, a los pies de la Cruz, cuando se dirige a Juan evangelista y le dice «ahí tienes a tu Madre». Con estas palabras, ha explicado, Jesús nos ofrece a su Madre «desde el principio «, congregando a los discípulos que tendían a dispersarse en un momento de tristeza ante la muerte del Maestro: «hizo de madre y los alentaba en la misma esperanza, gracias a la presencia del Espíritu Santo que les transformó de cobardes en valientes, de inseguros en confiados».
El Obispo desglosó el modelo misionero que propone María que «lleva a Dios a los demás» y se concreta en el arca de la Alianza, en las tablas de la ley de Dios y en la visita a su prima Isabel cuando, antes de nacer el niño, ya es buena noticia «gracias a María». En su homilía, el Obispo ha considerado que ser discípulo hoy no es fácil porque hay «muchos pretendidos maestros que pretenden guiar nuestra vida», mientras nosotros confiamos en su Palabra para seguirlo y confiamos en el que «nos ha demostrado su amor dando la vida» .
El testimonio de María nos invita a vivir la fraternidad, ha proseguido el Obispo, al explicar que «María es Madre y quiere que nosotros seamos sus hijos, que vivamos como hermanos, lo que nos debe llevar a desechar cualquier rechazo, división o enfrenamiento en un mundo que necesita paz y justicia». Monseñor Jesús Fernández terminó su homilía asegurando que Jesús y su Madre nos invita a ser misioneros y llevar la Buena Noticia y animó a llevar en nuestra memoria el «cariz misionero de nuestra Diócesis, presente en tantas partes del mundo que llevan justicia, paz y desarrollo material».
A la celebración de la Eucaristía se unieron autoridades civiles y militares, que quisieron acompañar a la Guardia Civil de Córdoba en el día de su Patrona así como los miembros del Cabildo que actuaron de concelebrantes. Además, para celebrar la fiesta de la Virgen del Pilar, acudió a la Catedral una representación de la asociación de personas sordas y miembros del Hogar de Nazaret, entre otros.
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