Juan Antonio Cerezo es maestro de Religión en el C.E.I.P Barahona de Soto de Lucena y en el Niceto Alcalá-Zamora y Torres de Priego de Córdoba
En los centros andaluces hay un alto porcentaje de matriculaciones en la asignatura de Religión Católica. Supera de media el 70%, ¿qué factores cree que influyen en la alta aceptación de la asignatura por parte de las familias y de los jóvenes?
Antropológicamente, el hombre necesita de Dios para sentirse pleno. Aunque parte de la sociedad actual se esmere por apartar la fe de todos lados, las familias buscan lo mejor para sus hijos e hijas y, sin duda, lo mejor es tener a Dios en nuestras vidas. Jesús nos enseña a querernos en toda nuestra persona, a querer al otro y, sobre todo, a saber, que nos quiere tal y como somos.
Si bien es cierto que en Andalucía la religión está muy relacionada con la tradición cofrade, pocos son los lugares en los que no hay una advocación mariana a la que rezar. Este hecho incita a las familias a querer que nuestro alumnado siga creciendo en fe.
¿Considera que la materia de Religión y su profesorado tienen el tratamiento que merecen equiparable a las demás materias?
En ciertas ocasiones, no podemos obviar que la materia de Religión queda relegada a un segundo e, incluso, tercer plano. Por lo general, el trato de nuestra asignatura depende, en su mayoría, del contexto en el que ejerzamos nuestra labor.
Si bien es cierto que algunas leyes educativas intentan perjudicar la Religión en los centros educativos, yo me siento realmente valorado y querido por toda la comunidad educativa con la que convivo. Especialmente, me siento muy afortunado por el cariño que recibo de mi alumnado y por todo lo que me enseñan desde su mirada inocente.
Desde mi experiencia, considero que el maestro de Religión es realmente necesario en los colegios. A veces, somos el único referente cercano a la fe que tienen las familias, el alumnado e, incluso, el claustro. Dios nos anima en el Evangelio a ser levadura en la masa y, sin duda, no hay vocación más bonita que hacer apostolado donde más se necesita.
¿Qué niño/joven de hoy es el que acude a las clases de Religión?
Por lo general, es un perfil heterogéneo en cuanto al nivel social, económico, intelectual y, sobre todo, afectivo. Justo por este motivo es fundamental que tengamos un corazón abierto para poder ofrecer a cada uno de ellos lo mejor de nosotros y lo que necesiten. Cuando descubren el amor infinito de su Padre, les cambia su visión de la sociedad tan deshumanizada en la que se están criando.
Realmente, conforme va pasando el curso académico se observa como Dios les va tocando su corazón. Luego, son momentos muy especiales cuando compartes con el alumnado su Primera Comunión o te cuentan que han ido a la Eucaristía dominical en familia.
¿Qué aporta el estudio de esta materia al perfil académico del alumno?
La asignatura de Religión no sólo aporta a nivel académico, sino que aporta al crecimiento integral de la persona. No podemos influir en el perfil académico si abandonamos todas sus otras necesidades.
Un alumno feliz, escuchado y valorado es un futuro ciudadano responsable con y para su sociedad. Somos la alternativa a los valores vacíos que llenamos con virtudes que acompañarán a nuestro alumnado toda su vida.
En Religión hacemos el mensaje de Cristo en el Evangelio de Marcos (16, 15-20): Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. De esta forma, aportamos en el desarrollo de la persona virtudes tan fundamentales como el perdón, la generosidad, la caridad, la fortaleza. En definitiva, les hacemos entender que una vez que conocen a Dios, nunca más estarán solos.
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