En la homilía de la fiesta del Corpus.
La Catedral (antigua Mezquita) de Córdoba estaba abarrotada de fieles –unos 3.500–, que llenaban el templo desde primeras horas de la mañana. Para escapar de las altas temperaturas de estos días, Mons. Demetrio Fernández, Obispo de Córdoba, presidió la Santa Misa a las 8 de la mañana, acompañado de un buen número de sacerdotes concelebrantes, el Cabildo de la S.I. Catedral, sacerdotes de las parroquias, sacerdotes religiosos, Seminarios Diocesanos, una muchedumbre de fieles, particularmente venidos de las Cofradías y Hermandades de la ciudad, y los niños de primera comunión. Destacaba este año la presencia, después de muchos años, del alcalde y la corporación municipal, que asistieron oficialmente a la Misa y a la procesión del Corpus. “Para comulgar es preciso acercarse con corazón limpio” insistió Mons. Demetrio Fernández. “Nadie se acerque a comulgar si tiene conciencia de pecado mortal. No basta el arrepentimiento, es necesario confesar los propios pecados ante el sacerdote y recibir de forma individual la absolución” afirmó. Y además, “quien vive en matrimonio y no está casado por la Iglesia, no puede acercarse a comulgar”.
A las 9:30 horas salió procesionalmente el Señor Sacramentado en la preciosa custodia de Arfe, hasta llegar a la plaza de las Tendillas, en el centro de la ciudad. Allí hubo una estación de adoración eucarística, donde el Obispo se dirigió a los fieles recordando el Día de Caridad que celebramos en torno a la Eucaristía: “Miles de personas en Córdoba comen hoy gracias a Cáritas. Seamos generosos en la colecta de este día”. También pidió que “construyamos un mundo nuevo, respetando la ley de Dios: no matarás, haz un uso correcto de la sexualidad, no robarás”. A las 11:30 horas entraba de nuevo en la Catedral (antigua Mezquita) el Santísimo Sacramento, mientras la banda interpretaba el Himno de España.
La homilía puede escucharse en: http://www.diocesisdecordoba.