Un gran conocedor de la Semana Santa cordobesa es el periodista de ABC Córdoba Luis Miranda y muestra de ello ha sido su libro «Historia de la Semana Santa de Córdoba», de la editorial Almuzara. A lo largo de cuatrocientas páginas, Luis desgrana el significado de esta fiesta religiosa, así como la vida de las hermandades y cofradías.
P: “Historia de la Semana Santa de Córdoba” es el título de tu libro. ¿Cómo surgió la idea de hacer un libro así?
R: Surgió de la editorial Almuzara que se puso en contacto conmigo hace un año, aproximadamente, y me ofreció la posibilidad de hacer un libro sobre la Semana Santa de Córdoba, más concretamente sobre su configuración, cómo habíamos llegado a la Semana Santa de ahora y a las cofradías como las conocemos hoy. En el libro, empiezo por el Vía Crucis magno porque en sentido simbólico me parece un punto de llegada al lugar donde queríamos llegar que es la carrera oficial de la Mezquita Catedral. Fue el momento en el que se vio que eso no sólo era posible, sino necesario.
P: ¿Cuánto tiempo te llevó hacer este libro?
R: Unos seis meses. Primero documentarme y después escribirlo.
P: ¿Cómo es, en pocas palabras, la historia de la Semana Santa cordobesa?
R: Es la historia de una fiesta que nace cuando se está aplicando el Concilio de Trento como reacción a la reforma de Lutero y como aplicación de nuestra contrarreforma del Concilio que vive su esplendor en el Barroco. Es una fiesta barroca en el sentido original del término, pero no como es ahora. Por eso, siempre insisto en que no tenemos que pensar que nuestra Semana Santa es barroca o es como nace. Nuestra Semana Santa es muy distinta a como nació. Simplemente es hija de su tiempo y ha evolucionado según los cánones de cada tiempo.
P: En el libro se reflejan también momentos determinantes en la Semana Santa cordobesa, empezando por el siglo XIX hasta como hoy conocemos esta fiesta religiosa. En tu opinión Luís, ¿cómo es el momento actual de la Semana Santa en nuestra ciudad?
R: Estéticamente es esplendoroso, sin lugar a dudas. Cuando hablo de la “tierra prometida” en mi libro, no sólo hablo del lugar físico de llegar a la Catedral, sino también de configurar estéticamente una Semana Santa como queremos: con pasos terminados, con muy buenos misterios, con un bordado magnífico, lo cual ha sido la eterna asignatura pendiente. Lo que vemos estéticamente en la calle es esplendoroso, pero aquí más que nunca hay que recordar la dicotomía que se hace sobre todo en el ámbito sevillano entre hermandad y cofradía. Etimológicamente hermandad y cofradía sí son iguales, vienen de “hermano”, pero cofradía se refiere a lo que vemos en la calle, a todo el cortejo, y hermandad al aspecto social. Las cofradías son magníficas y cada vez mejor, pero a las hermandades les falta aún un poquito de base social, más renovación, más fraternidad, más espiritualidad, es decir, casi estamos en riesgo de crear un gigante con pies de barro.
P: Como gran conocedor de la Semana Santa de Córdoba, ¿crees que hay buena cultura cofrade en nuestra ciudad?
R: Empieza a haberla. Pero tenemos que saber que la cultura cofrade no es saberse los autores de las imágenes, conocerse las marchas procesionales o el repertorio adecuado para cada lugar, aunque sea necesario, sino también saber por qué hacen las cosas las cofradías. No sólo acumular datos, sino también conocimiento. Aun así, creo que hemos mejorado bastante.
P: Hay hermandades que verdaderamente tienen un rico patrimonio. Para ti, ¿qué hermandad es referencia?
R: ¡Muchas! Este año por ejemplo, cumple 75 años la Hermandad de la Buena Muerte que desde el primer momento ha tenido una idea clara, fijándose en el modelo sevillano e interpretándolo a su forma. Tienen un patrimonio riquísimo, con los mejores artistas de su tiempo. También se puede recordar el magnífico ajuar de bordados y de joyas que tiene la Virgen de los Dolores; o Misericordia, con un guion procesional unificado desde el principio hasta el final o la Caridad. Otra es Ánimas, con su personalidad muy definida; y en estos tiempos, me gustaría destacar al Santo Sepulcro, que ha sabido buscar la inspiración para su patrimonio nuevo en enseres antiguos; y a la Sentencia, que está haciendo un trabajo excelso tanto en su patrimonio como en su forma de estar en la calle.
P: En el libro podemos ver por qué unas cofradías tomaron un camino y no otro. ¿Ha sido difícil para ti entrar en esos detalles?
R: Yo entiendo que la influencia y la capacidad de hacer las cosas de una u otra cofradía son diferentes, pero me parece que hay que destacar a quien lo hace bien. Cuando alguna cofradía hace una aportación significativa, no la hace para sí mismo, sino para toda la Semana Santa. Cuando se estrenó el manto y el nuevo palio de la Virgen de la Paz fue una novedad para toda la Semana Santa, porque no sólo lo disfrutaba la hermandad sino cualquiera que estuviera en la calle; o el paso del Santo Sepulcro, que pasó exactamente lo mismo. Recuerdo también cuando en los años 90 se estrenaron grandes misterios y fue un gran avance para toda la Semana Santa. Nada de lo que haga una cofradía es solo para ella, influye a las demás, no para copiarlas, sino para superarse cada una a sí misma.
P: Luís, has sido testigo de la evolución de esta fiesta religiosa, por ello, ¿qué cambiarías de la Semana Santa o qué no cambiarías nunca?
R: No cambiaría nunca la carrera oficial, el lugar por el que pasa, el buen patrimonio que ya tienen las hermandades, pero sí esa voluntad secular que existe en algunas cofradías de estar siempre rectificándose a sí mismas. Con esto me refiero a que un hermano mayor no puede llegar a destrozar lo que han hecho los anteriores, porque está destrozando a su hermandad. Por eso, me parece muy bien esas hermandades que cambian la junta de gobierno, pero que mantienen un proyecto único y van siguiendo el guion que le han marcado los cabildos generales o la propia identidad de la hermandad.
P: En la ciudad está tomando un papel importante algunas nuevas cofradías y nuevos grupos con “inquietudes cofrades”. ¿Es necesario este auge en la Semana Santa de Córdoba?
R: Cuando yo empecé a trabajar en el año 2000, no había el mismo entusiasmo ni apoyo a las hermandades como ahora. Ahora están floreciendo en muchos barrios hermandades nuevas, de lo cual me alegro. Hay tres cofradías de pleno derecho en Cañero, Electromecánicas y Parque Figueroa, aprobadas y que salen de momento por sus barrios. No sé si hubieran estado mejor o no por la zona del centro. Yo creo que como dijo el obispo en una entrevista, no se puede limitar el número de cofradías pero sí es limitado el número de cofrades. Ojalá seamos capaces entre todos los cofrades y personas enamoradas de la Semana Santa, de sacar adelante esas hermandades que de momento lo están haciendo muy bien y de continuar con las 37 que ya tenemos en la carrera oficial.
P: Para ti, ¿qué es más necesario en una hermandad que sea más cofrade o más religiosa?
R: Son necesarias las dos cosas, porque si por más religioso entendemos una persona que desperdicia los aspectos formales y puramente del cofrade, después la cofradía no tiene consistencia en la calle. Son necesarias las dos cosas. Ni un “capillita” (en el sentido más peyorativo del término) interesado únicamente por las formas, ni tampoco una persona tan espiritual que desprecie las formas. Las cofradías son lo que son por la estética. Eso hay que tenerlo claro y es necesario una persona que sepa lo que significa poner una cofradía en la calle con todo su aparato formal; después de ese aparato formal, uno tiene que tener el suficiente conocimiento para ponerlo al servicio de la fe y de su forma de vivir la fe.
P: En las hermandades están tomando fuerza los jóvenes cofrades. ¿Crees que necesitan más formación?
R: La normativa complementaria del estatuto marco, te deja una lectura crítica muy curiosa. Si tú tienes que pedir a un hermano mayor que se confirme y no das por hecho que está confirmado o que está casado por la Iglesia, es porque ha fallado alguna vez eso. Tenemos que formar también en lo religioso. Cualquier persona joven se entusiasma enseguida con lo que las cofradías le ofrece, pero todos los proyectos ilusionantes se tienen que llenar y ese es el reto de las cofradías, de su junta de gobierno y sus consiliarios.
P: Por último Luis, ¿cómo ves la proliferación de salidas extraordinarias en Córdoba?
R: Un exceso. Una de las cosas que tiene la Semana Santa de bonito es que es una vez al año y son especiales porque sólo se viven una vez. Yo he vivido salidas extraordinarias bonitas, pero porque son extraordinarias. Cuando la Reina de los Mártires fue con música a San Pedro en 2005, aquello fue una cosa verdaderamente extraordinaria y que nunca la olvidaremos porque no se va a repetir. Pero la Semana Santa es especial por eso. A mí me gusta un paso en la calle como el que más, pero creo que hay que repensar la proliferación de salidas extraordinarias y de pensar que los cofrades lo único que sabemos hacer es sacar pasos a la calle. Deberíamos pensar en que tenemos otras cosas que hacer.