“Como Iglesia tenemos que ofrecer signos de esperanza a nuestros mayores”

Diócesis de Córdoba
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El Obispo ha presidido la misa del Jubileo de los ancianos en la Santa Iglesia Catedral este jueves, 25 de septiembre

La Diócesis se ha sumado a la celebración del Jubileo de los Mayores. Monseñor Jesús Fernández ha presidido la eucaristía en la Santa Iglesia Catedral la mañana de este jueves, 25 de septiembre, acompañado del director del Secretariado de Pastoral de la Salud, Juan Diego Recio. Han participado en la eucaristía más de 400 residentes de distintas residencias de Córdoba, Santísima Trinidad, Santa Bárbara, Santa María, María Auxiliadora, San Juan de la Cruz, Hogar San Rafael o la Casa Sacerdotal.

El Obispo ha comenzado su homilía recordando que al acoger a los ancianos en la Santa Iglesia Catedral, como templo jubilar, y al unirse éstos a sus alabanzas al Señor, “conformamos una imagen de comunión y de cercanía a aquellos que siendo humanos y tropezando en el camino de la vida se abren al Señor y se acogen a su misericordia y perdón en este Año Jubilar”. En medio de la ancianidad hay una vida divina que genera esperanza, ha continuado haciendo hincapié en el lema del Jubileo de los ancianos: “Feliz el que no ve desvanecerse su esperanza”.

El Papa León en el mensaje de la V Jornada mundial de los abuelos y ancianos decía que Dios nos enseña que a sus ojos la ancianidad es un tiempo de bendición y de gracia y que para el Señor los ancianos son los primeros testigos de esperanza. Esa esperanza no siempre se ve correspondida por el resto de personas, muchos ancianos os encontráis con la indiferencia que conduce a la soledad, ha añadido monseñor Jesús Fernández. Desgraciadamente hay muchas personas de edad avanzada que viven en condiciones poco dignas, ya sea por enfermedades o por desatención de la propia familia, lo que agrava la sensación de abandono y fracaso vital. Que sobreviva la esperanza en esos casos será muy difícil, ha reconocido el Obispo. Los que disfrutáis del don de Dios de poder vivir acompañados tenéis que acordaros de esas otras personas que no viven así.

“No os olvidéis de Dios”, ha pedido el prelado, “ni cerréis las puertas al Espíritu Santo”, porque como dice el Papa Francisco, ese Espíritu agudiza los sentidos del alma a pesar de los límites y las heridas de los sentidos del cuerpo. “La vejez debilita la sensibilidad del cuerpo”, pero si se ha ejercitado en la espera de la visita de Dios no perderá su paso, es más estará más preparada a acogerla, tendrá más sensibilidad para acoger al Señor cuando pase, ha apuntado.

El Obispo ha terminado su alocución pidiendo a los mayores que cultiven su vida espiritual a través de los sacramentos y la oración, y que pongan su esperanza en el único que la puede colmar en plenitud. Asimismo, ha invitado a todos a ser signos de esperanza para los ancianos. La celebración del Jubileo nos ofrece una buena ocasión para revertir la situación, ha recordado. Estamos llamados a hacer patente los valores que las personas ancianas atesoran y que resultan fundamentales para un sano progreso humano, social y religioso. No olvidemos que ellos son artífices del mundo que hemos heredado porque nos ayudan a percibir que la historia no se agota en el presente y que tenemos una responsabilidad frente al futuro de la humanidad.

Desde la perspectiva del Jubileo podemos decir que estamos llamados a unir nuestras fuerzas a las de las personas mayores para lograr la liberación del gran mal de la indiferencia que aboca a la soledad y el abandono. Nuestra sociedad, por desgracia, se está acostumbrando a dejar a una parte importante del tejido social al margen, sin tener en cuenta la aportación que podría hacer al progreso integral de nuestro mundo, ha recalcado. Como Iglesia tenemos que ofrecer signos de esperanza a nuestros mayores, siguiendo la invitación del Papa León, hagamos realidad la revolución de la gratuidad y el cuidado. Promovamos los equipos de pastoral de la salud, que visiten con frecuencia a los enfermos y ancianos, atiendan sus necesidades y compartan con ellos sus inquietudes espirituales en los momentos finales de su vida, ha pedido.













































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