La eucaristía celebrada en Estoril Garden ha precedido al festival de música “Camino de Nazaret” en la que participan músicos católicos de toda España
Cuarenta mil jóvenes españoles, hermanos del norte, sur, este y oeste, se han congregado hoy en Estoril Garden para celebrar la eucaristía. El color y la alegría han dibujado un paisaje de fraternidad que ha acentuado la cordialidad y cercanía del Cardenal Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española. A los jóvenes cordobeses ha señalado también la meta de anunciar a Jesucristo a hombres y mujeres de todo el mundo, “tras la JMJ seremos como un grano de mostaza, pero Dios hace maravillas si nos ponemos en sus manos”, les ha confiado el Cardenal.
“¿Qué esperáis de estos días?”, ha preguntado el Cardenal a los jóvenes congregados durante su homilía y les ha indicado que “lo que buscamos todos es encontrar a Dios, dejémonos encontrar por Él;es Él quien nos busca; Él el que nos ha llamado”. Monseñor Juan José Omella ha mirado la historia de santidad de San Ignacio de Loyola en el día de fiesta para hablar de la vida misionera que está siempre decidida a saciar el hambre de Dios, de pan y de cultura, como rezaba en un antiguo eslogan de Manos Unidas. Una misión a la que también están llamados los jóvenes a los que les ha invitado a reflexionar sobre las razones que impide a los jóvenes ser felices, “¿estás dispuesto a entregar tus pobrezas al Señor?”.
“La vida interior importa más que los actos externos, no hay obra que valga nada si no es del amor reflejo”, con estas palabras extraídas del Divino Impaciente, que reflejan un diálogo entre San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier antes de partir a la misión por tierras asiáticas, han servido al Cardenal Omella para interpelar a los jóvenes sobre su vocación misionera, como «futuros apóstoles de nuestro mundo».
En la eucaristía, concelebrada por varias decenas de obispos, entre ellos, monseñor Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, han servido como asistentes seminaristas del Seminario San Pelagio de Córdoba y el delegado diocesano de Juventud, Jesús Linares, como presbítero asistente. El coro ha estado dirigido por Toño Casado, sacerdote y director de musicales.
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