Celebrada su festividad con una Eucaristía presidida por D. Juan José Asenjo y concelebrada con el Cabildo Catedralicio. Miles de cordobeses participaron en la celebración eucarística en el día de la festividad del Custodio de Córdoba; desde primeras horas de la mañana se acercaron hasta la Iglesia del Juramento para rendirle culto.
Durante la homilía, el Obispo destacó que los Ángeles, y en concreto San Rafael, “nos recuerdan que Dios es el pilar fundante de nuestra vida, que sólo Dios merece la entrega incondicional, irrevocable y totalizadora de nuestra vida y que toda nuestra existencia debe ser una permanente adoración y alabanza de la soberanía y la majestad de Dios”. Pero -añadió- “los ángeles, que viven permanentemente volcados en la adoración y el servicio de Dios, sirven y tutelan también a los hombres, nos acompañan, ayudan, protegen y orientan en el camino de la vida, nos sugieren el bien que debemos hacer y nos precaven del mal que debemos evitar”.
En este sentido, manifestó que “el servicio a Dios y el servicio al hombre son los dos pilares del ser y del obrar de los ángeles”; y son también -añadió- las dos líneas maestras del nuevo Plan Diocesano de Pastoral que entrará en vigor el próximo mes de enero para los próximos cinco años.
D. Juan José Asenjo señaló que la nueva programación pastoral estará centrada en la Eucaristía, “nuestro más venerable y preciado tesoro”, y en el servicio a los pobres. Manifestó que en la Eucaristía “se contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, Cristo mismo, nuestra Pascua. Ella es el compendio y la suma de nuestra fe, el sacramento en el que el Señor resucitado vuelve a su Iglesia cada día vivificándola con el don de su amor”. El servicio a los pobres y a los que sufren -expresó- “es consecuencia lógica de nuestra participación consciente y fructuosa en la mesa del Señor. La Eucaristía contiene una exigencia firmísima de unidad y de comunión y entraña una inequívoca dimensión social. No caben pues divisiones en los que nos alimentamos con el mismo cuerpo de Cristo. No cabe tampoco la tentación de pasar de largo ante los sufrimientos y dolores de los pobres”.
Como señaló el Mons. Asenjo en la carta pastoral de comienzo de curso, “el momento presente está siendo ya muy duro para los pobres, para muchas familias, que están experimentando las consecuencias del paro y del encarecimiento de los productos básicos, y sus secuelas de penuria, privaciones y sufrimiento”. Ante esta situacióm, pidió a la Diócesis “que hemos de escuchar, pues, los gritos de los pobres, de los parados, de los sin techo, de los hambrientos, que están ya entre nosotros, de los enfermos, de los ancianos que viven solos, de los inmigrantes, probablemente más expuestos que nadie a la precariedad y al sufrimiento. Colaborando lealmente con las autoridades, nuestra Iglesia debe aguzar la imaginación de la caridad con fórmulas creativas, eficaces, y heroicas si fuera necesario, haciendo todos los esfuerzos que estén en nuestras manos para paliar en lo que nos sea posible los efectos de la crisis económica”.
A la celebración eucarística asistieron autoridades, miembros de la Policía municipal, de la Hermandad del Arcángel y de otras muchas Hermandades y Cofradías. El Obispo cerró su intervención felicitando a la Policía Local en la fiesta de su patrono, San Rafael.
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