Conferencia del Presidente de la ACdP. El Presidente de la Asociación Católica de Propagandistas, D. Alfredo Dagnino Guerra, ofreció una conferencia ayer en el Salón Palacio Episcopal de Córdoba bajo el lema El católico en la vida pública.
D. Fernando Cruz-Conde y Suárez de Tangil, Vicario General de la Diócesis, fue el encargado de presentar al ponente. De su extenso currículum destacó el cargo de Letrado del Consejo de Estado, máximo órgano consultivo del Estado, que desempeña desde el año 1992, además de Gran Canciller de la Universidad CEU San Pablo, Presidente de la Fundación Universitaria CEU San Pablo y Académico colaborador de la Real Académica de Jurisprudencia y Legislación, entre otros.
D. Alfredo Dagnino comenzó su intervención presentando el significado de la Asociación Católica de Propagandistas desde su carisma propio y vocación. Manifestó que desde la Asociación “quieren alentar y despertar el espíritu católico adormecido; formar a hombres capaces de servir de manera sacrificada al bien común de la sociedad”. La afirmación de Dios en la vida del hombre y en la vida pública es misión de los cristianos, señaló. En cuanto a la participación de los fieles laicos en la vida pública “no es dable oponer la aconfesionalidad o la laicidad del Estado, ni la autonomía del orden religioso frente al orden temporal; los valores rectamente entendidos no pueden servir nunca ni para impedir ni dificultar las legítimas aspiraciones de los católicos de abrir caminos de presencia actuante y de colaboración en la vida pública”. Destacó que “tenemos derecho y exigimos libertad para hacer la propuesta cristiana hoy en medio de nuestro mundo y, especialmente, en medio de nuestra sociedad”.
Por eso, desde la Asociación Católica de Propagandistas “queremos proclamar abiertamente, públicamente, sin desánimo, que prescindir de Dios, actuar como si no existiera o relegar la fe al ámbito meramente privado, socava la verdad del hombre e hipoteca el futuro de la cultura y de la sociedad”. De ahí que “alentemos, animemos y proclámenos la necesidad de que los grandes asuntos se analicen a la luz de la fe y que los cristianos tomen parte activa en la vida pública”.
Por último, señaló que “hay dos cosas que los católicos no pueden perder de vista: la vivencia de esa fe vigorosa y la comunión con la Iglesia”. Y añadió que “cualquier tarea que queramos emprender los católicos en la vida pública para mejorar e enriquecer espiritualmente nuestra patria y para contribuir a la construcción del bien común, nunca podremos llevarla a buen puerto sólo apoyándonos en nosotros mismos, sino firmemente arraigados en la fe de la Iglesia y en plena comunión con ella”.