«Compartir es nuestra mayor riqueza». Con este lema de la campaña de Manos Unidas, Antonio Gil invita a colaborar con la ONG
Este fin de semana vivimos la Campaña contra el Hambre en el mundo, con el lema: “Compartir es nuestra mayor riqueza”, organizada por Manos Unidas. Muy al comienzo, se nos hablaba de las “tres hambres” que azotan a la humanidad: “Hambre de pan, hambre de cultura, hambre de Dios”. Hoy, la palabra clave es “compartir”. No puede ser verdad que “las 26 personas más ricas del mundo posean tanta riqueza como la mitad de la población mundial”, en palabras de Secretario General de las Naciones Unidas. He aquí las tres “llamadas” de esta Campaña.
Primera, a participar en la “Hora del Hambre”: Cada persona, familia o grupo detiene su actividad para centrar su mente y su corazón en tomar conciencia del inmenso drama que significa la desigualdad para millones de personas. Es un tiempo de reflexión y oración que nos llama a la conversión.
Segunda, a celebrar las “Cenas del Hambre”: Una invitación a compartir fraternalmente unos sencillos alimentos para sentir la riqueza interior de “dar y darnos” a los más necesitados.
Tercera, la colecta que se realiza en todas las Eucaristías, sábado y domingo, con destino a Manos Unidas que canaliza nuestra aportación generosa en sus numerosos proyectos de ayuda y promoción de los pueblos más pobres. ¡”Nos esperan tantos proyectos!”, dice la presidenta diocesana, Pepa Irebarnegaray.
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