Durante cinco días han conocido distintas congregaciones religiosas y han hecho un voluntariado con las Hermanitas de los Ancianos Desamparados
Un grupo de 16 jóvenes de Lucena han hecho una ruta mariana durante cinco días para conocer la vida religiosa acompañados del sacerdote Eugenio Bujalance, párroco de Ntra. Sra. del Carmen. Comenzaron la ruta en Jaén, donde tuvieron la oportunidad de visitar a las Hermanas Clarisas y celebraron con ellas el día de Santa Clara. Pasaron parte de la mañana con las hermanas y con el obispo de Jaén, monseñor Sebastián Chico Martínez. Los jóvenes vivieron el testimonio escondido de unas monjas contemplativas que les recordaban que la vida entregada en silencio sostiene a toda la Iglesia. De Jaén siguieron hasta Valencia, donde pudieron compartir la espiritualidad de las Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote.
Durante la ruta, las mañanas estuvieron dedicadas a la oración y la celebración de la eucaristía y las tardes al ocio y tiempo libre, con ratos de playa, piscina o rafting. La jornada más especial fue en la casa madre de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, en la que más de 80 hermanas y 130 residentes abrieron sus puertas a este grupo lucentino.
De este día se acuerdan muy bien Ángela Hidalgo y Paco Huertas. Para ella el viaje ha estado lleno de Dios, ha sido un regalo del Señor porque sin apenas conocernos hemos conectado muy bien y hemos sentido la presencia de Dios en medio de nosotros. Gracias al voluntariado en la residencia de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados hemos tenido la oportunidad de conocer otra realidad de la Iglesia, los ancianos. Al llegar a la residencia, con nuestras dudas sobre nuestro papel, sentimos cómo el Espíritu Santo actuaba por nosotros cumpliendo nuestro objetivo de alegrar a los residentes con la felicidad que Dios nos da cada día. Las monjas que atienden la residencia nos mostraron, con su ejemplo, que la esencia para que la residencia siga adelante cada día es servir por amor sin esperar nada a cambio. Aprendimos de ellas también que a los ancianos hay que cuidarlos hasta el final con alegría, para que cuando lleguen al cielo entreguemos a Dios a sus hijos con felicidad, ha destacado Ángela.
Paco Huertas, por su parte, ha reconocido que disfrutaron mucho con los residentes al verlos felices con su presencia. Tuvimos la oportunidad de compartir un rato de juegos con ellos, cantamos canciones que les gustaban y bailamos. Fuimos testigos directos del cuidado que las monjas dan a los ancianos, pudimos ayudarlas a la hora de la comida y fuimos conscientes del servicio a los demás y del mérito que tienen al atenderlos por vocación. Conocer el testimonio de las Hermanas fue precioso, vimos como el Señor actúa en el corazón de las personas, sobre todo en el de esta congregación dedicada al cuidado de las personas mayores.
En Valencia han conocido también la Catedral y la Basílica de la Virgen de los Desamparados, donde se consagraron a María.
Eugenio Bujalance antes de partir reconocía que se enfrentaban a una ruta trazada “pero dispuestos a que el Señor la cambie y nos sorprenda con su providencia”. Se enfrentaban a cinco días de descanso en los que seguro habría alguna sorpresa porque Dios siempre sorprende.
Han sido días de puesta a punto, oración, puestas en común, confesión, amistad en el Señor, adoración, una vuelta al Señor, porque en ocasiones el verano se convierte en un «desierto». Con la mirada puesta en el Señor, ha sido Él quien en estos días nos lo ha vuelto a recordar: vivir sin Él es ir tirando, vivir con Él es vivir.
La entrada 16 jóvenes de Lucena hacen una ruta mariana para conocer la vida religiosa apareció primero en Diócesis de Córdoba. Ver este artículo en la web de la diócesis