A las tres de la tarde y acompañada por miles de romeros llegó la Virgen de la Fuensanta ayer a su santuario en Algezares en una de las romerías más multitudinarias que se recuerdan. A las 7 de la mañana apenas quedaba sitio en la Catedral para participar en la celebración de la Eucaristía que fue presidida por el Obispo de Cartagena y concelebrada por más de medio centenar de sacerdotes.
«El rostro de María es siempre el rostro de la alegría, de la misericordia, de la compasión y la ternura… es el rostro de una madre que tiene delante a sus hijos», explicó Mons. Lorca Planes, invitando a los presentes a encomendarle a María sus plegarias por ser leal intercesora, a imitarla en la fidelidad a Dios y a despojarse de lo inútil y secundario, «carguemos sólo en nuestra espalda el peso del amor».
La Virgen de la Fuensanta, «cuya advocación nos recuerda que la fuente de la vida es Cristo», vestía ayer de granate y negro, con el traje conocido como ‘el de las golondrinas’ donado por la familia Nortes.
Finalizada la celebración, ‘la Morenica’ abandonó la Catedral para ser recibida en Belluga por miles de personas. Entre aplausos y vítores, la patrona de Murcia llegó hasta la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Carmen donde recibió la primera lluvia de pétalos de flores de la jornada, regalo de la Archicofradía de la Sangre.
El sol la acompañó en todo el recorrido, que duró unas seis horas y media, hasta llegar a su santuario, donde permanecerá hasta Cuaresma.