“Que se haga la voluntad de Dios para que su amor siempre sea el centro de todo”, Francisco José Martínez

Diócesis de Cartagena
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La diócesis de Cartagena es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la catedral de Santa María, situada en la ciudad de Murcia.

Francisco José Martínez es el cuarto y último en ordenarse presbítero este curso.

Francisco José Martínez tiene 32 años, es natural de Sabadell (Barcelona), aunque lleva prácticamente toda su vida en Cartagena, donde se ordenará sacerdote el próximo sábado 20 de julio, a las 19:30 horas, en la parroquia de San Fulgencio.

Para Francisco José la vocación “es una obra muy fina que hace el Señor con cada uno”. En su caso, ha sido “un proceso de discernimiento con varios momentos de gracia” que le llevaron a tener clara “la llamada del Señor”. El primero de ellos fue en 2010, en la peregrinación a Caravaca de la Cruz con la Cruz de los Jóvenes. “Recuerdo que nos íbamos cambiando para portar la cruz y, llevándola, empecé a cuestionarme mi vida. Fue un instante, pero surgió en mí la pregunta de por qué no ser sacerdote. En cuanto fui consciente de lo que me estaba planteando me dije un ‘no’ rotundo”.

La segunda “llamada” la sintió haciendo el camino de Santiago como catequista de un grupo de jóvenes de Confirmación. “Fue una experiencia muy fuerte –expresa el diácono–, sentí que el Señor me llamaba al servicio, pero no sabía de qué manera”. Una duda que, más adelante, se acrecentó durante un crucero de verano con su familia. “Siempre me había gustado mucho viajar, pero sentí que aquello no era para mí, y comencé a replantearme a dónde me llevaban el trabajo y la vida que había diseñado y que tanto me había costado conseguir”.

Finalmente, fue en una vigilia de oración, en Cartagena, donde Francisco José notó “con mucha fuerza” que Dios lo estaba llamando. “Aquel día vino un artista. Mientras nosotros rezábamos él iba cantando y, de pronto, las letras de sus dos primeras canciones me desplomaron. Era como si Dios estuviera esperando a que yo diese el paso y aquello me hizo reflexionar”. Esta experiencia le hizo tomar la decisión de pedirle ayuda a un sacerdote para aclarar sus pensamientos. “Quise hablarlo con un sacerdote que no me conociera. Él me recomendó tomarme la vida cristiana ‘en serio’ y dar el paso de la intimidad con Dios a través de la oración”, cuenta el seminarista, para el que todo aquello “fue una revolución” en su vida, que culminó dejando su trabajo como ingeniero de sistemas de control en una empresa de Cartagena para entrar en el Seminario Mayor San Fulgencio. “Después de tres años de lucha, en los que el Señor me daba la gracia de encontrarme con Él mientras yo huía, finalmente sentí la convicción. Aquel sacerdote me ayudó a dejar de huir y discernir lo que Dios quería de mí”.

Durante su formación en el seminario ha encontrado dificultades, pero con el tiempo ha comprendido que “Dios siempre ha estado haciendo su obra por debajo, en cada una de ellas.” Y pone como ejemplo la reacción de sus padres cuando expresó que quería ser sacerdote: “Al principio no lo entendían, luego vieron que me gustaba y ahora están casi más emocionados que yo con la ordenación. Todo eso ha sido un proceso que Dios también ha hecho con ellos y que me ha reafirmado en cuál es mi camino”.

Su etapa de diaconado la ha pasado en la parroquia de San Pedro Apóstol de San Pedro del Pinatar. “Para mí este periodo ha supuesto una apertura de mente y de corazón. En esta parroquia hay muchas realidades y cada una hay que atenderla desde su carisma, sin llevártela a tu terreno. Eso te hace salir mucho de ti mismo y comprender que Dios nos ayuda, a cada uno, a su manera”, aclara Francisco José.

Ante su próxima ordenación se muestra “ilusionado” y se prepara para recibir ese “don” a través de la oración y “centrado en el Señor”, porque, de este modo, “todo lo demás ya irá saliendo”. Y en cuanto a su ministerio, Francisco José lo tiene claro, sólo quiere que “siempre se haga la voluntad de Dios. Lo que Él quiera, cuando Él quiera y donde Él quiera, para que su amor siempre sea el centro de todo”.

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