El obispo de Cartagena preside la Misa Crismal en la que los sacerdotes han renovado sus promesas, y en la que se ha consagro el Santo Crisma y bendecido los óleos con los que se ungirá a catecúmenos y enfermos.
«Os ruego que recéis por los sacerdotes cada día y queredlos, como ellos os quieren». Con estas palabras comenzaba esta mañana su homilía el obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, en la Misa Crismal, la celebración diocesana en la que el presbiterio renueva cada año sus promesas sacerdotales y en la que se consagra el Santo Crisma y los óleos de enfermos y catecúmenos.
Este año no ha llamado la atención a los viandantes de la plaza del Cardenal Belluga la gran procesión de entrada de los sacerdotes, que tradicionalmente salía desde el Palacio Episcopal hasta la catedral. La pandemia ha reducido considerablemente esta procesión, que se ha realizado desde la sacristía con la participación de los obispos, el Cabildo Catedralicio y los miembros del Consejo Episcopal.
Acompañado por el obispo auxiliar de Cartagena, Mons. Sebastián Chico; el arzobispo emérito de Burgos, Mons. Francisco Gil; y gran parte del presbiterio diocesano; el obispo de Cartagena ha dedicado palabras de agradecimiento y aliento a los sacerdotes a quienes ha manifestado su cariño: «Pido al Señor todos los días por vosotros y os tengo muy presentes en mis oraciones, reconozco y valoro vuestros trabajos apostólicos y me gustaría deciros que os quiero de verdad».
Durante la homilía, Mons. Lorca ha recordado a los diez sacerdotes fallecidos durante este curso y ha saludado de forma especial a los cuatro neopresbíteros que participaban por primera vez en esta celebración, ordenados el pasado mes de julio.
Pero no solo ha tenido palabras hacia los sacerdotes. El obispo ha pedido a Dios por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada: «Tenemos que orar para que surjan jóvenes valientes, generosos, dispuestos a seguirte por los caminos del mundo; que no se asusten de una vida austera, exigente, pobre y humilde; que tengan el coraje de dar el paso, a pesar de vivir en medio de persecuciones ideológicas». También se ha dirigido a los laicos que «desempeñan infinitos servicios de evangelización en sus trabajos, en sus familias y llevan una palabra de esperanza a todo tipo de personas, sean o no creyentes».
Al finalizar la homilía, los presbíteros han renovado junto al obispo sus promesas sacerdotales. Durante la plegaria eucarística, Mons. Lorca ha bendecido el óleo de los enfermos y al finalizar la oración de después de la comunión ha bendecido el óleo de los catecúmenos y ha consagrado el Santo Crisma, derramando aromas sobre el aceite. Otra de las modificaciones en la liturgia, por las restricciones sanitarias, ha sido precisamente en la consagración del Crisma, ya que en esta ocasión el obispo no ha soplado sobre el ánfora, como indica el ritual. Con este Crisma serán ungidos los bautizados, confirmados y los ordenados para el ministerio sacerdotal.
Esta celebración ha llegado a todos los hogares de España a través de TRECE Televisión.
Homilía del obispo de Cartagena
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