Nota del obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca
Ante la proximidad de la celebración del día de Todos los Santos, de tan arraigada
tradición en nuestro pueblo, y teniendo en cuenta que cada día se demandan más actos de
tono cultural o turístico, a desarrollar en los cementerios, conviene recordar algunas
cuestiones esenciales de nuestra fe.
Como señala el Catecismo de la Iglesia Católica, los cristianos creemos
firmemente y esperamos que, del mismo modo que Cristo ha resucitado verdaderamente
de entre los muertos y vive para siempre, igualmente los justos después de su muerte
resucitarán en el último día y vivirán para siempre con Cristo resucitado. Creer en la
resurrección de los muertos ha sido desde sus comienzos un elemento esencial de la fe
cristiana. Esta es nuestra esperanza (cf. Catecismo Iglesia Católica, nn. 998-1004).
Esta verdad, parte esencial de nuestra fe cristiana, nos lleva al respeto y la
veneración de los cuerpos de los difuntos y a concebir el cementerio católico como un
lugar sagrado, ya que está destinado a la sepultura de sus fieles mientras esperan la
resurrección. Por esta razón el cementerio también es llamado “camposanto”, como lugar
sagrado se bendice, (CIC, c.1205) y se ha de crear en su interior un clima que favorezca
el ejercicio y fomento del culto, de la piedad y de la religión, y se prohíbe lo que no esté
en consonancia con la santidad del lugar (CIC, c.1210).
Conocedores de que últimamente han surgido algunas iniciativas de tipo cultural
y artístico, incluso remuneradas, se pide a los responsables de los cementerios
eclesiásticos que no se permita realizar en ellos actos que, aunque se consideren dignos,
desdigan de ese lugar sagrado, ya que no es el espacio adecuado para la celebración de
dichas actividades. Recordamos que los cementerios son de acceso gratuito, para los que
deseen visitarlos y orar por sus difuntos.
Se pide que se cuide exquisitamente la dignidad, el decoro, el orden, la limpieza,
etc. de estos lugares santos, evitando cualquier uso que rompa el clima de oración de los
vivos por los difuntos, así como del respeto a los legítimos sentimientos que los familiares
sienten por sus antepasados. De este modo contribuiremos a que los cementerios sean
lugar de oración y de vivencia de la esperanza en la resurrección.
+ José Manuel Lorca Planes
Obispo de Cartagena