Jesús nos habla del trigo y de la cizaña

Diócesis de Cartagena
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La diócesis de Cartagena es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la catedral de Santa María, situada en la ciudad de Murcia.

Carta del obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca

Alguno pensará que el Señor se entretiene en contarnos cosas sin importancia, las cosas pequeñas del día a día y, claro, para nosotros que somos gente “maravillosa” parece que se nos queda corto este lenguaje. Si se da este caso, si alguien se queda en la superficie de estas cuestiones, es que no ha entendido nada. Efectivamente, el Señor tiene una pedagogía muy especial y nos tiene acostumbrados a decirnos cosas muy grandes utilizando un lenguaje sencillo, como el de las parábolas del Reino donde se compara con un tesoro o una perla, por cuya adquisición vale la pena dejarlo todo (Mt 13,44-46). A los maravillosos les habrá escandalizado que el mismo Dios se haga un hombre débil y frágil como nosotros, que su condición sea humilde, que haya nacido en un pequeño pueblo casi desconocido, que en su mundo de relaciones estén los pobres, los de la periferia, los invisibles de la sociedad, pero esta es la pedagogía de Dios. Los caminos de nuestro Señor no son los nuestros y a Él no le importa comparar el Reino de los cielos con un granito de mostaza, la más pequeña de las semillas. Algo nos querrá decir con esto.

A mí me preocuparía más saber quién ha mezclado la semilla buena que tiene preparada Dios con la mala cizaña para hacer mal. Esta sencilla parábola es para pensarla. Todos sabemos que el mal existe, que hay quienes se mueven con intenciones de hacer el mal, de impedir que crezca el proyecto de Dios. No nos es desconocida la invitación a la conversión, desde los orígenes se nos piden estas dos cosas: “vigilar, porque vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar”, y otra, “resistir, firmes en la fe”. El Papa Francisco nos advierte que, en la tarea de la nueva evangelización, el enemigo puede ocupar el espacio del Reino y causar daño con la cizaña, pero que no tengamos miedo, porque es vencido siempre por Dios y por la bondad del trigo que se manifiesta con el tiempo. Desde siempre, el Señor advierte esto a los enviados a la misión: No temas.

La parábola no está puesta por casualidad, responde a la experiencia que vive la comunidad que ya tiene experiencia del mal en su seno. La solución que se nos ocurre a nosotros es la de arrancar toda la cizaña de una vez, pero la que se le ocurre a Dios es otra, la de esperar, porque sin paciencia podría salir dañado el trigo. La razón es que no siempre es posible distinguir con claridad, es posible que algo bueno del hombre fácilmente se tenga por malo y Jesús lo soluciona dejando «crecer» y dejar la separación para el final de los tiempos. “A la comunidad evangelizadora el Señor la quiere fecunda. Cuida el trigo y no pierde la paz por la cizaña. El sembrador, cuando ve despuntar la cizaña en medio del trigo, no tiene reacciones quejosas ni alarmistas”, sabe esperar, comenta el Papa Francisco. Dios ve las cosas con perspectiva y nos enseña a esperar con paciencia. Hay otra razón, que Dios quiere evitar que nos convirtamos en jueces o verdugos de los demás, a veces por las apariencias o juicios precipitados. Es mejor esperar. Dios espera, es paciente y siempre te da la oportunidad de arrepentirte del mal que hayas podido hacer y convertirte para volver a la casa del Padre. Por eso Dios es paciente, nadie va a interrumpir su plan de salvación y muchos pueden descubrir el valor de los caminos del Señor, siempre humildes y sencillos, pero llenos de amor y perdón.

+ José Manuel Lorca Planes
Obispo de

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