Escrito de Mons. Lorca Planes para el II Domingo de Adviento.
Eran necesarias las palabras que escucharemos en la liturgia de este segundo domingo de Adviento, porque viendo todos los días las consecuencias del pecado, sentimos con más fuerza la necesidad de pedir auxilio a Nuestro Señor. No estamos viviendo tiempos fáciles, basta con ver las portadas de los medios de Comunicación donde te cuentan a diario cosas tremendas, que nos hacen sudar sangre; ellos se limitan a narrar la angustia que producen los atentados contra la dignidad de la persona, las humillaciones que produce el orgullo, la esclavitud de los sometidos a las pasiones, las consecuencias de la avaricia que llevan a machacar a los hermanos más débiles… ¡Cuánto sufrimiento nos trae el pecado!
Las palabras del profeta Isaías son esperanzadoras: «Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios». Dios envía a su pueblo un profeta con un mensaje de consuelo y de alegría. Dios conoce perfectamente nuestra situación y dónde están nuestros dolores y cuando nos habla sabe cuales son las heridas que hay que curar. Dios quiere abrir la puerta de la esperanza y nos habla de consuelo, quiere mostrar su gloria para que la vean todos los hombres; el Señor viene a nosotros con fuerza, trae la salvación y la libertad de todas las esclavitudes; tened paciencia y confiad, que el Señor cumple sus promesas…
En el Evangelio aparece un personaje, enviado por Dios, que es Juan el Bautista y nos presenta el proyecto. Lo primero que nos dice es que debemos participar activamente cada uno de nosotros, nada de cruzarse los brazos, lo primero que hay que hacer es un examen de conciencia para poder convertirnos de la vida de pecado; luego nos habla del camino del Señor, que exige trabajo: prepararlo, allanar la estepa, «que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale…». Hay que subirse a lo alto y anunciar, proclamar la grandeza de Dios, nada de ocultarnos, ni dejarnos llevar del miedo o temores humanos.
Prestad atención al Evangelio de San Marcos, que lo leeremos durante los domingos de este año. Hoy el gran tema del evangelio es la identidad de Jesús. Nos lo dice en las primeras palabras del libro: «Comienzo de la buena noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios». La mejor noticia es Jesucristo, sólo en él se pueden encontrar la vida y el sentido de la existencia, y sólo él es verdadera noticia buena y vivificante para la humanidad. Estamos en tiempo de salvación. No perdáis tiempo y acercaos a Jesucristo. ¡Ven, Señor, Jesús!
+ José Manuel Lorca Planes
Obispo de Cartagena
