Jesús da los signos de la salvación

Escrito del Obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, para el Domingo XXIII del Tiempo Ordinario.

Las lecturas de este domingo son como un aire fresco para aquellos que se han dejado llevar del ritmo de la vida y no les queda tiempo para levantar los ojos a Dios; han montado su forma de vivir de tal forma que sus ojos les sirven para ver, sus oídos están cerrados y su lengua muda, porque se termina perdiendo el sentido de la trascendencia, en un olvido total de Dios, sólo se cree en lo que se ve y se toca. Estas cosas pasan con más frecuencia de lo que nos imaginamos. Pero Dios sigue dando señales de su presencia, sigue saliendo al borde de los caminos. Cristo, el Señor de la Gloria, como le llama Santiago porque ha resucitado, sigue pasando.

En la primera lectura, Isaías se encarga de anunciar la esperanza, el gozo, la alegría y el consuelo, porque Dios mismo en persona será el que nos sacará de nuestras angustias y tristezas. Naturalmente que esta predicación está motivada por la fe y se dirige a un pueblo creyente, aunque en horas bajas. La intervención de Dios traerá su justicia y tanto el hombre como la naturaleza se beneficiarán de su poder. Isaías está anunciando, desde muy lejos, los tiempos nuevos, cuando el hombre será salvado y la muerte vencida. Ya está anunciando al Mesías.

El apóstol Santiago, en la segunda lectura, confirma que estos tiempos han llegado, pero exigen un estilo de vida nuevo y, en primer lugar, vivir con coherencia la fe que profesamos, abrir los ojos y los oídos, para escuchar la voz de Dios, para verle presente en los hermanos y actuar con el ejemplo de amor que nos da Dios, tratando a todos como hermanos y sin favoritismos. El Papa Francisco dice claramente que el origen de todos los males, las crisis económicas y de otro género tienen su origen porque se niega la primacía del ser humano, porque nos hemos olvidado de lo esencial y preferimos otros intereses. Cuando se desprecia al ser humano es señal de que estamos muy lejos de Dios, nos hemos quedado mudos, ciegos, sordos, rompemos el equilibrio de la naturaleza, ya no importa nada… sólo el bolsillo.

El Evangelio de San Marcos es un anuncio de los signos de la Salvación que nos da Jesucristo, con un ejemplo sencillo, su poder para abrirle los oídos a un sordo, los labios a un mudo. En Jesús se ha cumplido la profecía de Isaías. Jesús no le ha preguntado a este hombre que le presentan acerca de su fe, es un necesitado. Le va a conceder mucho más de lo que pide, el poder oír y poder hablar, a partir de este signo le va a permitir escuchar la Palabra del Señor y comunicar a todos la experiencia de lo que le ha sucedido. Este hombre ha entrado en el misterio del amor misericordioso de Jesús. Es curioso el tema del silencio, que no lo dijeran a nadie, pero eso se refiere a los factores externos, porque a partir de este momento el que se ha beneficiado de este signo de misericordia se convierte en un testigo para anunciar a todos la nueva creación y la salvación definitiva.

+ José Manuel Lorca Planes

Obispo de Cartagena

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