El Rey del Universo

Este domingo concluye el Tiempo Ordinario. Durante este año hemos tenido muchas oportunidades de conocer más a Nuestro Señor por medio de la liturgia y de la Palabra. El ciclo litúrgico se cierra con la recapitulación de todo en Cristo, Nuestro Señor, imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura, Cabeza del Cuerpo que es la Iglesia, reconciliador de todos los seres. Esta fiesta es una confesión de fe por Jesucristo como Rey del Universo. Cristo está reinando desde su original trono, la Cruz, y desde lo más alto de ella nos abre una puerta a la esperanza y a la vida, ¡hay salvación para todos nosotros!

El texto del Evangelio nos asombra porque, en medio de los tormentos y de la fragilidad, Jesús nos vuelve a sorprender, otra vez más, y manifiesta su gran poder, su enorme capacidad de dar vida, haciéndole a su compañero de patíbulo una promesa, al que había dado la cara por Él. Todo el mundo había huido, han desaparecido las «seguridades humanas», queda solo Jesús y su vecino de sufrimiento, solos frente a esta tragedia. La escena es dramática, pero dentro del brutal silencio se oyen unas palabras de fe y de esperanza: «Acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». ¡Cuánta vida encierran estas palabras! ¡Menuda confesión de fe! Me imagino que todos hemos llegado a la misma conclusión: hay un destino feliz esperando para este hombre y para todos.

Ahora comenzamos a entender tantas cosas… Recordad qué pasó cuando quisieron nombrar rey a Jesús durante su vida pública, después de la multiplicación de los panes, Jesús se fue, no quería que la gente se confundiera. No había venido para esto, su misión era predicar el reino y servir a todos para que encontraran pronto el gusto de hacer la voluntad del Padre. Pero, en este momento, al final de su misión, está clavado en la Cruz y en la plenitud de su realeza, porque está en la plenitud de su entrega, consolando, perdonando, curando, atendiendo, comunicando esperanza, dando testimonio de la verdad… haciendo el bien. Desde este trono nos está dando una catequesis, nos está hablando de amor, de su verdadero reino, porque Él no ha venido a dominar, sino a servir.

Ahora es cuando debemos mirar a Cristo con ojos profundos, inspirados por el Espíritu de Dios. Con la convicción de que ese Cristo Jesús nos está abriendo el camino del reino y todos los que nos incorporemos a Él estamos llamados a su mismo destino de vida y de realeza. También, Jesús nos está mirando amorosamente a cada uno de nosotros, nos mira con el mismo interés y con el mismo amor con que miró a su compañero de suplicio, y nos invita a continuar, a confiar, a creer en Él, a caminar a su lado. Porque todos estamos llamados a la vida, a la vida de su reino. Por eso, recemos con fuerza: «Venga a nosotros tu reino».

Feliz domingo.

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