El Óbolo de San Pedro

Carta del Obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes.

El día de San Pedro y San Pablo es el día del Papa, otra oportunidad para rezar al Señor por el Santo Padre, que ha recibido del Señor una tarea muy hermosa y muy grande, la de cuidar y guiar a su Iglesia: «apacienta a mis ovejas». Damos gracias a Dios por Su Santidad Benedicto XVI, cuyo magisterio nos está ayudando tanto para crecer en la fe y madurar la respuesta que todos los días le debemos dar a Dios. El Papa es un Maestro que nos ilumina el día a día de nuestra condición de discípulos. Sus escritos nos fortalecen en el conocimiento de Dios, nos advierten de los peligros que nos pueden apartar del amor de Dios y nos consolidan en la comunión, en lo esencial. Hoy estamos todos unidos en la misma oración por Pedro, por el Papa.

En este día se suele pedir que las colectas de las iglesias destinen las limosnas al Óbolo de San Pedro. Ya saben que el Óbolo de San Pedro es una ayuda económica que los fieles ofrecen al Santo Padre, como expresión de apoyo a la solicitud del sucesor de Pedro por las múltiples necesidades de la Iglesia universal y las obras de caridad a favor de los más necesitados. Juan Pablo II indicó a comienzos de su pontificado el criterio general que inspira la práctica del Óbolo: «La base primaria para el sostenimiento de la Sede Apostólica está representada por los donativos que espontáneamente hacen los católicos de todo el mundo, y eventualmente también otros hombres de buena voluntad. Esto corresponde a la tradición que tiene origen en el Evangelio (cf. Lc 10,7) y en las enseñanzas de los Apóstoles (cf. 1 Co 9, 11)» (Carta al Cardenal Secretario de Estado, 20 de noviembre de 1982).

Los donativos de los fieles al Santo Padre se emplean en obras misioneras, iniciativas humanitarias y de promoción social, así como también a sostener las actividades de la Santa Sede. Conocéis las crecientes necesidades del apostolado, las exigencias de las comunidades eclesiales, especialmente en tierras de misión, y las peticiones de ayuda que llegan de poblaciones, personas y familias que se encuentran en condiciones precarias. Muchos esperan de la Sede Apostólica un apoyo que, a menudo, no logran encontrar en otra parte. Desde esta perspectiva, el Óbolo constituye una verdadera participación en la acción evangelizadora, especialmente si se consideran el sentido y la importancia de compartir concretamente la solicitud de la Iglesia universal (Alocución a los miembros del Círculo San Pedro, 28 de febrero de 2003). El Santo Padre, como Pastor de toda la Iglesia, se preocupa también de las necesidades materiales de diócesis pobres, institutos religiosos y fieles en grave penuria (pobres, niños, ancianos, marginados, víctimas de guerras y desastres naturales; promoción y ayuda a instrumentos de comunicación social; ayudas particulares a Obispos o Diócesis necesitadas, educación católica, ayuda a prófugos y emigrantes).

A grandes rasgos ya veis qué significa y a dónde llegan vuestros donativos cuando los entregáis para este fin. Por mi parte sólo me queda animaros a ayudar a las iniciativas de la Santa Sede con vuestros donativos, que entregados en la bandeja de la Misa de este domingo o ingresados en la cuenta del Obispado de Cartagena, que está en la página Web, indicando el fin del mismo, será enviado al Santo Padre. La cuenta a la que debéis ingresar, si lo consideráis oportuno es: 0075 0016 87 0602086567. Muchas gracias por vuestra generosidad en el nombre del Papa.

Os bendice,

+ José Manuel Lorca Planes

Obispo de Cartagena

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