Día del Buen Pastor

Reflexión del Obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, para este domingo.

La Liturgia de esta semana resalta la figura mesiánica de Cristo como el Buen Pastor. El evangelista San Juan directamente nos describe a Jesús como el Buen Pastor e incluso baja a los detalles de lo que lleva consigo ser Buen Pastor. Esta figura es muy descriptiva y a los oyentes les abría perfectamente a la comprensión de la tarea esencial de Jesús. Frecuentemente el Papa Francisco ha utilizado esta figura y por eso pide a los sacerdotes que huelan a oveja, que se impliquen incondicionalmente en la evangelización estando muy cercanos a la gente. Pero volvamos al significado según el texto de San Juan: ser buen pastor lleva consigo saber entregar la vida, como el Señor Jesús, que siempre es el punto de referencia; en Él está nítido nuestro modelo. Cristo hizo de su vida una donación total según los designios salvíficos del Padre en el amor del Espíritu Santo: dándose a sí mismo (pobreza), sin pertenecerse (obediencia), como esposo o consorte de la vida de cada persona humana (virginidad o castidad). Realmente implica una entrega de la vida en un proyecto que hay que asumir con convencimiento, ya no hay dudas sobre la identidad, porque está claro que se trata de ser de Cristo y parecerse a Cristo.

Desde un punto de vista eclesiológico, ser buen pastor significa trabajar principalmente en el servicio a la unidad, es decir, en asegurar la unión de todos en el cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. El rebaño es uno y universal. Sabemos que no nos han tocado tiempos fáciles para cumplir con este ministerio de pastores, a nadie le tocan tiempos fáciles, así que hay que dar la cara, ganarse a pulso, cada día, la fidelidad, temiendo y temblando, pero en la confianza de que el que nos llama, el Señor, es fiel. Los sacerdotes sabemos muy bien que las «ovejas» no son nuestras, sino de Cristo, el Señor, nos pedirá cuentas del amor que hayamos puesto en esta tarea, de si hemos dado la vida por el rebaño que nos ha sido encomendado o nos hemos dedicado a sestear. Lo cierto es que el juicio de Dios será muy duro contra los pastores que no hayan cumplido con su misión, según el modelo del Señor. San Agustín resume este servicio de una manera sencilla y contundente: El pastoreo es un oficio de amor.

Es costumbre en muchas parroquias felicitar al párroco, a los sacerdotes que sirven en tu parroquia, pero sobre todo rezar por ellos, para que no se dejen llevar de otros intereses que no sean los de parecerse a Nuestro Señor, Buen Pastor. Os ruego que tengáis en cuenta esto, porque un sacerdote necesita mucho de la oración, de la fuerza que le viene de lo Alto y encontrar ahí su felicidad y el sentido de su vida. A propósito de esto, recuerdo que en este domingo se celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Añadid en la cesta de «pedidos» a Dios esta intención, que surjan vocaciones, de hombres y mujeres que den continuidad a los diversos carismas de servicio a los hermanos, para que nunca se apaguen las luces de amor que se encendieron al amparo del corazón misericordioso del Buen Pastor.

+ José Manuel Lorca Planes

Obispo de Cartagena

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