Día de los fieles difuntos

Reflexión semanal del Obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes.

Día de los fieles difuntos

Domingo XXXI. Ordinario. A. 2014

Al comienzo del mes de noviembre hay dos fechas importantes, la solemnidad de Todos los Santos y la conmemoración de los Fieles Difuntos, que no pasan desapercibidas a nadie, porque nos acercan al misterio de la vida y de la muerte. Cuando celebramos la fiesta de los Santos despertamos el deseo de poder compartir con ellos la vida eterna, gozar de su compañía y participar en la misma alegría. Esto es posible si ponemos nuestro corazón en los bienes del cielo, si nos hacemos merecedores de participar de la resurrección de Cristo mediante una vida santa, aquí y ahora. La invitación que nos hace el Señor es determinante, «sed santos, como vuestro Padre celestial es Santo», esta es nuestra tarea; pero, sin una sólida vida interior, sin una auténtica unión con Cristo, sin caridad, con desafectos a la Iglesia, sin estar en comunión… no se puede llegar a la santidad. Que cada uno saque las consecuencias para su vida.

En el día de los fieles difuntos nos acercamos mucho más a la experiencia de fe, porque hemos visto de cerca la cara de la muerte y su frío rostro ha espabilado nuestro interior, nos ha hecho sacar de lo hondo de nuestro ser las razones para la confianza en la Palabra del Señor nos ha servido para arrancar de nuevo, para confiar y esperar… La fe no exime a los creyentes del dolor de la muerte, pero lo alivia con la esperanza, como rezamos en el Prefacio: «Si nos entristece la certeza de tener que morir, nos consuela la esperanza de la inmortalidad futura».

A menudo escuchamos a la gente decir sobre los que han muerto: «allá donde te encuentres» y me da un poco de pena, es como si flaqueara la fe y te dan ganas de gritar en el interior y decir en voz alta: «Jesús ha ido a prepararlo para nosotros, nos ha abierto el camino de la vida con su resurrección y nos indica cómo seguirlo, basta con leer el pasaje de las bienaventuranzas y no olvidarnos de amar de verdad a los demás».

En el día de los Fieles Difuntos debemos decir muy alto el artículo del Credo: «¡Creo en la resurrección de los muertos!¡Creo en la vida eterna!», porque este es el tema de hoy, confesar que Dios nos ha dado la vida terrena y nos regala la vida eterna, pero recordad que para participar en esta hay que vestirse de fiesta. Entre los invitados al banquete debe haber una misma fe, una misma comunión, un estilo propio de ser y de actuar, como verdaderos hijos de Dios… ya desde ahora, aquí y ahora, sin esperar a mañana.

Uno tiene que dejar que Dios actúe en su vida, abrir bien los ojos y los oídos, reavivar el carisma que nos ha regalado y empeñarnos en ser santos. Debemos ser amigos de Dios, miembros de esta Iglesia que tiene la misma misión que Jesús, anunciar el Reino de Dios. Para esto nos debemos tomar la vida muy en serio.

Recemos por los hermanos que han muerto al Dios de la misericordia.

+ José Manuel Lorca Planes

Obispo de Cartagena

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