Felipe VI y toda la Familia Real española, Gabriel García Márquez, Michael Jackson, Toni Curtis o Chartlon Heston han sido algunas de las personalidades retratadas por la pintora turolense Nati Cañada, que ha visitado estos días la Diócesis de Cartagena, acompañada por Mons. Lorca, con quien entabló amistad en el tiempo que fue obispo de la Diócesis de Teruel-Albarracín y a quien realizó un retrato. Mons. Lorca le encargó el episcopologio de esta Diócesis y posteriormente realizó los retratos de los doce obispos mártires del siglo XX en España.
El pasado 9 de mayo se presentó en la iglesia de las Calatravas de Madrid uno de sus últimos trabajos, el icono de los mártires del siglo XX de la Diócesis de Madrid, un icono de óleo sobre tabla (2,27 x 1,53), en el que trabajó desde julio de 2014 hasta enero de este año, y que representa a los mártires del siglo XX de Madrid, que fueron asesinados in odium fidei (por odio a la fe) durante la Guerra Civil española. Un icono en el que se recogen 51 retratos.
En su parte superior aparecen 12 santos mártires, que resumen la historia universal del martirio, desde San Pedro y San Pablo, pasando por Santiago, San Juan Bautista, las santas hispanas Eulalia y Leocadia, hasta los mártires del siglo XX en todo el mundo: San Tichón (de Moscú), San Cristóbal Magallanes (de Méjico), Santa Teresa Benedicta de la Cruz (de Alemania), San Maximiliano Kolbe (de Polonia), San Marciano José (de Turón, Asturias) y el obispo prior de las Órdenes Militares, beato Narciso de Esténaga (mártir en Ciudad Real).
En la parte inferior del icono aparecen 36 santos mártires, que representan a los 402 mártires del siglo XX en Madrid. Los santos mártires se agrupan bajo la Cruz gloriosa y en torno a la Madre de Dios, en su advocación de la Almudena, flanqueada por el patrono de Madrid, San Isidro, y su esposa, Santa María de la Cabeza. La silueta de la catedral de la Almudena evoca la iglesia diocesana de Madrid.
El icono se ha colocado en uno de los retablos laterales de la iglesia de las Calatravas de Madrid, en cuyos sótanos se celebraba clandestinamente la Eucaristía durante la Guerra Civil. Desde allí se llevaba la comunión en secreto a muchos fieles que después fueron mártires.
