La Congregación de Hermanas Salesianas del Sagrado Corazón de Alcantarilla clausura mañana jueves, 8 de septiembre, su Año Jubilar que ha congregado a miles de personas de toda España, e incluso de América, para ganar el jubileo y estar junto a los restos de la Beata fundadora, Madre Piedad de la Cruz, en el centenario de su muerte. Un año en el que además esta congregación ha cumplido su 125 aniversario de creación.
La clausura tendrá lugar con una Eucaristía, a las 19:00 horas del jueves, presidida por el Obispo Emérito de Burgos, Mons. Francisco Gil Hellín, y a la que asistirá también un grupo de hermanas salesianas de distintas comunidades, así como tres jóvenes que en la mañana del jueves entrarán como novicias en la comunidad de Alcantarilla. “Es un día que estamos preparando de forma sencilla pero con mucha alegría. Se hará un repaso por todo el año y una acción de gracias por todo lo que hemos recibido”, explica la hermana Ana Galeote, vicaria general de las Hermanas Salesianas del Sagrado Corazón.
Las religiosas aseguran que ha sido “un año de gracia”, en el que han recibido un gran número de visitas, tanto de religiosas de otras comunidades españolas, como salesianas llegadas de Chile, Paraguay y Perú. “Se han acercado para tener un encuentro más íntimo y profundo con la madre fundadora”, explica Galeote.
Asimismo, se han realizado distintos jubileos para niños, jóvenes y familias, que han congregado también a un gran número de personas y en el que también se ha involucrado el pueblo de Alcantarilla. “Además, han venido diferentes congregaciones religiosas y sacerdotes, así como el Seminario Menor de Burgos y el de San José de nuestra Diócesis, y esperamos que en estos días venga el Seminario Mayor San Fulgencio”, añade la religiosa, que asegura que “ha sido un año especial en el que muchas personas han podido experimentar un acercamiento muy hondo a la beata”. Un año envuelto en un clima de fiesta.
“Se ha vivido todo con una gran emoción, con la posibilidad de acercarse a la madre y de sobrecogerse con su historia, con su vocación de santidad en la sencillez –relata Ana Galeote-. Vino sin nada, y aún con dificultades en su camino, permaneció fiel. La gente cuando conoce su historia se sobrecoge”. Una emoción que se ha vivido, de una forma especial, con las religiosas sudamericanas que se han acercado a la figura de Madre Piedad, a sus restos, entre lágrimas, en el silencio de la oración.
Durante todo un año se ha celebrado este año jubilar, concedido por la Penitenciaría Apostólica, en nombre del Papa Francisco, que concedió las Indulgencias Plenarias para aquellos fieles que peregrinaran hasta la capilla de la casa madre de las Hermanas Salesianas del Sagrado Corazón de Alcantarilla, hasta el 8 de septiembre, para rezar ante la tumba de su fundadora, que está expuesta para su pública veneración.