
Mons. Lorca presidió el viernes la Eucaristía en el monasterio del Corpus Christi de Murcia, cuya comunidad de Agustinas Descalzas se traslada a Benigànim, en Valencia.
Las Agustinas Descalzas del monasterio del Corpus Christi de Murcia se trasladan, debido a la falta de vocaciones, al monasterio de la Inmaculada Concepción, San José y Beata Inés de Benigànim, en Valencia, para continuar su vida de oración junto a la comunidad de Agustinas Descalzas de esta localidad.
El obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, presidió el viernes la Eucaristía en la iglesia conventual del monasterio del Corpus Christi para, antes de la marcha de la comunidad, compartir con ellas esta celebración y dar gracias a Dios por los más de 400 años de presencia de esta orden en la ciudad «intercediendo por tantas generaciones de murcianos», en palabras del obispo.
«El amor de Dios que vosotras nos habéis enseñado con vuestra vida entregada está grabado en la memoria de todos los murcianos, porque habéis evangelizado intensamente y nos habéis dejado una huella imborrable», les dijo el prelado en su homilía, animando a la comunidad a continuar su misión en esta nueva etapa: «No tengáis miedo a este reto, vais con vuestras hermanas, pero nuestro Señor siempre está cerca (…). Que no os puedan las dificultades, ni la amenaza de una edad avanzada; porque el tesoro del que sois portadoras, por la gracia de Dios, es más importante de lo que se pueda imaginar el mundo».
Mons. Lorca también les encomendó que trasladaran su aprecio y estima a las hermanas de Benigànim que van a acogerlas. «Saludadlas en mi nombre y en el de todos los hermanos de esta querida Diócesis de Cartagena, donde todos los días intentamos ser fieles a Dios. Tened la seguridad de que rezamos por vosotras; os queremos, hermanas agustinas, y gracias, gracias, gracias por vuestra vida y por todo».
Comunidad, oración y Eucaristía
Las Agustinas Descalzas desarrollan su vida contemplativa desde un triple carisma, viviendo la espiritualidad de san Agustín, la de santa Teresa de Jesús y la de san Juan de Ribera, el fundador de esta orden. Una vida centrada en la comunidad; en la oración y la austeridad del estilo carmelitano; y en la adoración y reparación al Santísimo Sacramento, todo ello por medio de la oración contemplativa, la Liturgia de las Horas y la Eucaristía.
Con presencia en la ciudad de Murcia desde 1616, esta comunidad continuará su labor en Benigànim, donde seguirá viviendo su carisma.
Fotografía de la Parroquia San Andrés y Santa María de la Arrixaca de Murcia.
Homilía del obispo de Cartagena
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