Antes de regresar de nuevo a Bruselas, la cruz de Caravaca que Santa Teresa de Jesús portó durante su vida y que se encuentra hasta el próximo viernes en Caravaca, visitó ayer al Obispo de Cartagena y a las Carmelitas Descalzas de Algezares.
La hermana mayor de la Real e Ilustre Cofradía de la Vera Cruz, Elisa Giménez-Girón; el prior de los Padres Carmelitas de Caravaca, el padre Pascual Gil; y el vicario de Caravaca-Mula, Jesús Aguilar, encabezaban la delegación caravaqueña que ayer se reunió con el Obispo de Cartagena para mostrarle la cruz de Santa Teresa.
La Santa de Ávila recibió esta cruz en 1576 de Ana de San Alberto, su delegada en la fundación del convento de San José de Caravaca, una cruz que le acompañó durante el resto de su vida y que a su muerte, su secretaria y enfermera, Ana de San Bartolomé guardó como reliquia. En el siglo XVII la cruz estaría presente en las fundaciones en Francia y desde allí llegó a Bruselas, donde se conserva junto al sepulcro de Ana de Jesús. Santa Teresa hace mención a esta cruz de Caravaca en sus cartas.
A petición de la Cofradía de la Vera Cruz, el padre Pascual Gil, solicitó que la reliquia teresiana regresara temporalmente a Caravaca, de donde partió hace casi cinco siglos, durante la celebración del V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa. El pasado mes de julio llegó la reliquia a Caravaca acompañada en todo momento por el padre Joseph, como custodio de la misma.
Mons. Lorca manifestó su emoción al poder besar y tener entre sus manos la cruz que acompañó a Santa Teresa en sus fundaciones: «Tener esta cruz es un privilegio y un honor», dijo emocionado el Prelado, quien tras una oración, impartió a los presentes la bendición con la cruz de Caravaca de Santa Teresa de Jesús.
