El pasado 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción, las Hermanas Misioneras de la Sagrada Familia acogieron la profesión de los votos simples de Irune López en su sede de Rincón de Seca. El acto, enmarcado en una celebración eucarística, fue presidido por Mons. Sebastián Chico, obispo auxiliar de la Diócesis de Cartagena y delegado para la Vida Consagrada.
Durante la homilía, Mons. Chico hizo mención a la humildad de María y a las palabras que manifestó ante el ángel en la Anunciación: «He aquí la esclava del Señor». Algo que también destacó la nueva hermana de la comunidad, asegurando que vivió ese momento con «una alegría inmensa y en clave de agradecimiento». «Invito a las jóvenes a no tener miedo de volver la vista atrás si sienten la vocación; no crean que, porque hayan vivido muchas cosas, o tengan un trabajo, todo está resuelto. No hay nada mejor que vivir para el Señor», subrayó la hermana Irune López.
Desde que en 1982 la madre María Campillo Hurtado fundara esta comunidad, la misión evangelizadora y la caridad se han convertido en la labor principal de las Hermanas Misioneras de la Sagrada Familia, que cuentan con una residencia para mayores en Rincón de Seca (Hogar de Nazaret), una casa de espiritualidad en Punta Brava (Mar de Galilea) y dos proyectos en vías de desarrollo: una escuela infantil y el llamado Proyecto Kenia; este último está anclado en Nairobi y pretende llevar la fundación de la comunidad a la población africana.