Mons. José Manuel Lorca Planes ha celebrado esta mañana en la Catedral sus bodas de oro sacerdotales.
«Os agradezco vuestra presencia, vuestra oración y amistad, y el acompañarme hoy para dar gracias a Dios por todo el bien que me ha hecho a mí desde que nací y que ha hecho a otros, a través de mí, durante medio siglo de sacerdocio». Con estas palabras iniciaba su homilía esta mañana el obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, en la celebración de sus bodas de oro sacerdotales en la Catedral de Murcia.
En la solemnidad de San Pedro y San Pablo, el 29 de junio de 1975, recibía el Orden Sacerdotal en la parroquia de San Pedro de Espinardo (Murcia) José Manuel Lorca Planes, natural de esta pedanía murciana. Un nuevo sacerdote se incorporaba al presbiterio de la Diócesis de Cartagena sin imaginar entonces que años más tarde se convertiría en su pastor.
Mons. Lorca celebrará el aniversario de su ordenación sacerdotal mañana en aquella parroquia que le vio nacer al sacerdocio, pero esta mañana lo hacía en su sede episcopal, la Catedral, acompañado por parte del presbiterio, de su familia y amigos, de su Iglesia diocesana.
Al inicio de la celebración, el vicario general de la Diócesis, Juan Tudela, ha dado las gracias a Dios por los años de ministerio sacerdotal y episcopal de Mons. Lorca: «Nos unimos de corazón a su acción de gracias a Dios por el 50 aniversario de su Ordenación Sacerdotal, en esta celebración de la Eucaristía que hoy nos preside. Y le damos las gracias a usted porque, a través de su entrega sacerdotal y episcopal —entrega total y sin reserva alguna—, Dios está bendiciendo generosamente a nuestra Iglesia de Cartagena».
Durante la homilía, Mons. Lorca ha dado gracias a Dios por su familia y por cuantos, durante estos años, le «han ayudado mucho con sus testimonios de fe, verdaderos ejemplos de vida coherente»; también por los lugares en los que ejerció su ministerio sacerdotal en la Diócesis de Cartagena: la parroquia Santiago el Mayor de Totana, su tiempo como secretario particular del Mons. Javier Azagra y como rector de los seminarios San Fulgencio y San José; la parroquia de San Mateo de Lorca y la Vicaría de Lorca; la Vicaría General de la Diócesis; y las parroquias murcianas de San Nicolás y San Miguel Arcángel. También ha dado las gracias por su ministerio episcopal, primero como obispo de Teruel-Albarracín y desde hace casi dieciséis años como obispo de Cartagena: «Agradezco al Señor por haberme confiado, durante dieciséis años ya, la Iglesia de Cartagena, donde está el trozo más grande de mi corazón. Estos han sido años de plenitud y de fervor apostólico y misionero, en una Iglesia de grandes colaboradores, con un presbiterio único, genial, extraordinario y fiel. Puedo asegurar que esta Diócesis de Cartagena es viva, abre siempre puentes, cargada de energía apostólica en sus sacerdotes y laicos».
El obispo ha finalizado su homilía pidiendo a los presentes su ayuda para «aprender a envejecer y no ser una carga para nadie»: «Insisto en el ruego de que me ayudéis a ser fiel a nuestro Señor, porque mi voluntad es morir como un buen hijo de Dios. Esa es mi mayor alegría y aspiración».
Antes de finalizar la celebración el sacerdote murciano José Antonio Rodríguez, consejero de la Nunciatura Apostólica de Hungría, ha leído una carta enviada por el Papa León XIV al obispo de Cartagena, en la que agradece su servicio a la Iglesia e imparte la bendición apostólica para el obispo, su familia y toda la Iglesia diocesana.
Homilía del obispo de Cartagena
Palabras del vicario general de la Diócesis de Cartagena
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