Desde hoy, ya no es obligatorio el uso de la mascarilla en interiores, salvo excepciones según recoge el BOE: centros, servicios y establecimientos sanitarios; centros sociosanitarios; y medios de transporte. Por lo tanto, su uso ya no es obligatorio en el interior de los templos y centros parroquiales. Sin embargo, el coordinador Covid-19 de la Diócesis de Cartagena, Manuel Guillén, apela a la «responsabilidad y prudencia» para seguir protegiendo a las personas más vulnerables, por lo que recomienda el uso de la mascarilla, «tanto en actividades litúrgicas como pastorales, para las personas mayores de 60 años, embarazadas y personas inmunodeprimidas».
De la misma manera, se recupera cierta normalidad también en la liturgia que se vio modificada para prevenir el contagio por coronavirus, de forma que ya se puede realizar la colecta de los fieles en el momento acostumbrado y retomar el rito de la paz, pero con un gesto que no implique el contacto personal, especialmente entre los no convivientes.
Además, se recomienda al celebrante el uso de la mascarilla en el momento de la comunión, cuando más proximidad hay con los fieles, y se le invita a recuperar el diálogo personal de este momento («El Cuerpo de Cristo». «Amén»), en lugar de hacerlo de forma genérica, como se estaba realizando estos dos años. También se recomienda a los sacerdotes mantener el uso del gel hidroalcohólico, antes y después de dar la comunión, y después de cada unción con los óleos en los sacramentos donde se realiza dicha unción; y mantener ventilados los templos y demás espacios parroquiales donde se realicen reuniones.
«Revisaremos estas medidas según los marcadores epidemiológicos y la normativa de las autoridades sanitarias», explica Guillén, para actualizarlas en cada momento.
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