Asunción Santos: «sé que nosotros ponemos nuestro granito de arena, pero hay algo mucho más fuerte, creo de verdad que es un milagro».
Después de 13 años colaborando con «Proyecto Hombre», Asunción Santos, Psicóloga de 42 años, ha sido nombrada nueva directora de esta Fundación, destinada a ayudar a las personas que padecen problemas de adicción. Asunción Santos sustituye en este cargo al P. Jesús Hernández, quien ha estado como director de esta Fundación durante diez años. Tras reflexionar la nueva responsabilidad que le plantea este cargo, Asunción lo ha aceptado como «un reto personal y profesional», dispuesta a continuar abriendo ventanas a la esperanza de tanta gente angustiada y participando de los «milagros» en las vidas de las personas que se acercan a «Proyecto Hombre».
– ¿Cómo ha recibido la noticia de este nuevo nombramiento como Directora de «Proyecto Hombre»?
– No fue un nombramiento de hoy para mañana, fue algo que Jesús Hernández me propuso y que hemos reflexionado, planteándome realmente si podía, sobre todo compaginar mi vida profesional con este cargo. Ya llevo tiempo trabajando en «Proyecto Hombre» y lo conozco en profundidad. Muchas de las funciones que ahora tengo que ejercer las he ejercido anteriormente, con lo cual, yo siento que estoy preparada para llevar esta responsabilidad; pero bueno, también he necesitado reflexionarlo y pensarlo. Estoy muy contenta, para mí es un reto personal y profesional.
– Háblenos de la labor que realizan desde allí con las personas que acuden buscando ayuda…
– Fundamentalmente nos dedicamos a la rehabilitación, al tratamiento, a la reinserción y a la prevención. Tenemos diferentes programas de tratamiento, en función del perfil de personas que se acercan: unos programas para personas más afectadas, donde tenemos un programa residencial, y luego tenemos un programa ambulatorio nocturno, para aquellas personas que tienen un problema de adicción, pero mantienen su actividad laboral y una vida más o menos estructurada. Para ellos es un programa de apoyo, vienen dos días a la semana, por la noche. También tenemos un programa para jóvenes y adolescentes, un programa de atención, de orientación a padres, sobre todo padres de adolescentes y jóvenes; algunos que vienen aunque sus hijos no están en tratamiento, pero que empiezan a tener ciertas conductas en casa, alguna situación de riesgo y los padres están algo agobiados, tenemos un taller para ellos. Atendemos también problemas de ludopatía, un programa de orientación laboral, para apoyar la reinserción de estos usuarios y diferentes programas de prevención: universal y selectiva, destinada sobre todo a formar a los tutores y a los padres. Vamos a los centros educativos, nos reunimos con los profesores, les formamos y les hacemos un seguimiento. Ellos llevan las actividades a las clases, trabajan con los alumnos y nosotros apoyamos al profesor en las dificultades que vayan surgiendo a lo largo del curso.
– ¿Cuáles son los perfiles más frecuentes que acuden a la Fundación?
– El perfil general es hombre, en el 90% de los casos, que viene a pedir ayuda, fundamentalmente con problemas de cocaína, con estudios básicos, aunque nos encontramos de todo.
– ¿A cuántas personas están atendiendo actualmente?
– A diario, entre las personas que tenemos en tratamiento y las personas que vienen a pedirnos información o que están en evaluación (porque atendemos a los usuarios, pero también a las familias que les acompañan), pasarán alrededor de unas 200 o 250 personas.
– ¿Cómo se llevan a cabo estos programas? ¿Tienen un tiempo determinado o se van acoplando a cada persona?
– Excepto el programa de jóvenes, que tiene un horario muy flexible (puede durar como mucho un año, pero también en dos meses se puede dar un alta terapéutica), los otros dos programas suelen durar unos 18 meses. Ésa es la duración media. A partir de ahí hay gente que necesita 24 meses o que necesita 15. El factor tiempo es importante.
– En general, ¿cómo están respondiendo las personas a estos programas que les ofrecen?
– Tenemos un índice importante de altas terapéuticas. Cuando reciben el alta terapéutica tienen un tiempo de seguimiento. Durante un año nos reunimos con ellos y el porcentaje es muy alto, en torno al 80%, de personas que se mantienen sin consumir. Muchas personas abandonan el tratamiento, no consiguen el alta terapéutica, pero el tiempo que han estado les ha servido y han dejado de consumir. También hay gente que abandona pero vuelve.
– ¿Son las propias personas las que acuden personalmente a pedir ayuda, o interviene algún familiar o conocido?
– Normalmente vienen acompañados por los familiares. Una de las cosas básicas es que la persona que viene a «Proyecto Hombre» tiene que venir voluntariamente. Otra cuestión es que la mayor parte de los casos vienen voluntariamente, pero empujados por alguna situación (familiar, laboral o a otros niveles).
– Además de los tratamientos, ¿se les ofrece algún tipo de apoyo espiritual?
– El tratamiento que nosotros proporcionamos es integral, abarca todos los niveles de la persona y también el espiritual o trascendental, no tanto en cuanto a religión, pero sí a nivel emocional; hacemos un trabajo histórico de cómo ha sido su vida, su infancia, su adolescencia, las heridas que tiene… un trabajo muy introspectivo.
– La situación de crisis que atraviesa la sociedad actualmente no facilitará mucho la vida en muchos casos con los que os encontráis…
– Sí hemos notado que la gente viene con menos recursos, con situaciones más complicadas a todos los niveles; gente con pocos medioseconómicos, en la calle… o situaciones límite.
– Como nueva directora, ¿tienes algún objetivo o preocupación particular para este año?
– Ahora mismo está claro que nuestra mayor preocupación es económica, por desgracia. Nuestro mayor objetivo es seguir manteniendo nuestro servicio abierto, para seguir atendiendo a las personas que vienen a pedirnos ayuda y no tener que cerrar ningún recurso por cuestiones económicas. Ése es nuestro gran reto, seguir ayudando a la gente que necesita de nosotros.
– En todo este tiempo que has dedicado a colaborar con esta Fundación, ¿qué ha aportado a tu vida «Proyecto Hombre»?
– He visto pasar a gente en muy malas condiciones y luego les he dado el alta terapéutica, pensando que «es un milagro». Yo sé que nosotros ponemos nuestro granito de arena, acompañamos, pero hay algo mucho más fuerte, creo de verdad que es un milagro. A mí me produce mucha satisfacción las familias, que vienen muy angustiadas y encuentran en «Proyecto Hombre» una esperanza. Yo me quedo con eso, independientemente de que el proceso sea exitoso o no, que eso va a depender de muchos factores; pero que nosotros podamos ser una esperanza para mucha gente que está angustiada y que lo está pasando mal, para mí eso es muy reconfortante.