«Que se haya llegado a estos acontecimientos de violencia y guerra es un fracaso de toda la humanidad. Estamos profundamente dolidos». Así manifiesta el obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, su tristeza por la guerra entre Rusia y Ucrania.
El obispo se suma a la petición del Papa Francisco de convocar una jornada especial de ayuno y oración el próximo 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, y, además, invita a todos los sacerdotes de la Diócesis de Cartagena a que celebren una Misa por la paz antes del inicio de la Cuaresma. «Dios es el único que puede tocar el corazón de los responsables de todas las naciones, Dios puede entrar en su corazón para que se restablezca la paz, para que haya armonía entre las naciones y podamos vivir en la concordia», destaca el obispo. Mons. Lorca invita a toda la Diócesis a orar intensamente por esta intención: «Recemos por Ucrania y todas las víctimas de esta guerra, por todos los que sufren porque sus familiares y amigos lo están pasando mal. Que Dios tenga misericordia de nosotros».
Miércoles de Ceniza, oración y ayuno por la paz
«Tengo un gran dolor por el empeoramiento de la situación en Ucrania… Al igual que yo, mucha gente en todo el mundo está sintiendo angustia y preocupación. Una vez más la paz de todos está amenazada por los intereses de las partes». Son palabras del Papa Francisco al finalizar la audiencia general del pasado miércoles, cuando hizo un llamamiento a toda la Iglesia universal y a los no creyentes a orar por la paz: «Jesús nos enseñó que a la insensatez diabólica de la violencia se responde con las armas de Dios, con la oración y el ayuno. Invito a todos a que el próximo 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, hagan una jornada de ayuno por la paz. Animo de manera especial a los creyentes para que ese día se dediquen intensamente a la oración y al ayuno. Que la Reina de la Paz preserve al mundo de la locura de la guerra».
El Papa también exhortó a los dirigentes a cesar cualquier acción violenta y bélica: «Quisiera hacer un llamamiento a los responsables políticos para que hagan un serio examen de conciencia ante Dios, que es Dios de la paz y no de la guerra; que es el Padre de todos, no solo de algunos, que quiere que seamos hermanos y no enemigos. Ruego a todas las partes implicadas que se abstengan de llevar a cabo cualquier acción que pueda causar aún más sufrimiento a las poblaciones, desestabilizando la convivencia entre las naciones y desprestigiando el derecho internacional».
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