En el «corazón de la ciudad de Lorca» se ha reunido una multitud de personas para participar en la Misa que se ha celebrado esta tarde con motivo del aniversario de los terremotos del pasado 11 de mayo. En la Plaza de España se ha celebrado esta Eucaristía, que ha estado presidida por el Obispo de la Diócesis de Cartagena, Mons. D. José Manuel Lorca Planes y en la que han concelebrado el Vicario de Lorca, D. Francisco Fructuoso, el Vicario de Economía, D. Antonio León, el Vicario de Murcia, D. José Sánchez, el Secretario General, D. Tomás Cascales, así como los presbíteros lorquinos y los que se han querido sumar a esta emotiva celebración. Entre los asistentes han figurado varias autoridades nacionales, autonómicas y locales, el Alcalde de Lorca, D. Francisco Jódar, la corporación municipal, religiosos y religiosas de la diócesis y numerosos fieles.
El Sr. Obispo ha compartido con los lorquinos «este momento tan importante para la vida de un pueblo que ha sufrido mucho, viendo cómo tiembla la tierra bajo sus pies, cómo se derrumban las casas y, con ellas, parte de sus vidas». Mons. Lorca ha recordado a las nueve personas que fallecieron en estos seísmos y a las dos criaturas que no abrieron sus ojos a la vida. De manera especial, ha manifestado su cercanía a los familiares de las víctimas, acompañándoles en el dolor y ofreciéndoles el consuelo del Cielo.
Durante este año, Lorca ha pasado por varias etapas, en las que se mezcla el dolor y la dificultad con la gratitud ante tanta solidaridad, como bien ha señalado el Prelado. Así, el Pastor ha evocado el principio de este tiempo, en el que primaba «la necesidad de un hombro amigo para poder encontrar consuelo y llorar la pena, y aún con los ojos rasos de lágrimas ya se podían ver muchas manos amigas que estaban ofreciendo su vida en los primeros auxilios y en las primeras tareas». Mons. Lorca Planes ha destacado un segundo período de acción de gracias, «porque toda la sociedad se volcó con Lorca»; una época en la que no han faltado «muchas manifestaciones de solidaridad, de cercanía, de ayuda y muchos signos de amor».
De este modo, el Obispo de Cartagena ha animado a los lorquinos a inaugurar en el día de hoy «otra etapa necesaria y que ya ha dado muestras de estar presente entre vosotros». Así ha abierto Monseñor las puertas a la esperanza, «a la certeza de que todo este dolor, sufrimiento y lo que está por rehacer será superado». «Recuperaremos la normalidad de la vida en una ciudad muy hermosa como es Lorca, recuperaremos la sonrisa, las posibilidades de futuro» – ha aseverado. El Sr. Obispo ha añadido que «en medio de nuestra frágil realidad, podemos caminar en la vía de la esperanza, apoyados en la fe, confiando en Dios». «La esperanza cristiana renueva una y otra vez la fortaleza para una empresa tan grande como ésta, aunque a primera vista nos parezca difícil o imposible»- ha explicado. De esta forma, ha indicado que hemos de apoyarnos sobre las fuerzas que nos vienen de esta virtud teologal y «aprender así a combatir los impulsos de desaliento que estorban nuestro camino cotidiano hacia la perfección evangélica». «La verdadera, la gran esperanza del hombre que se resiste a pesar de todas las desilusiones, sólo puede ser de Dios»- ha subrayado el Pastor.
Finalmente, Mons. Lorca Planes ha comentado la especial devoción a la Santísima Virgen María que está presente en todos los lorquinos. «A Ella acudo desde esta Plaza de España, corazón de la ciudad de Lorca, para invocar a Jesús». El Sr. Obispo ha concluido su homilía dirigiendo su plegaria a María, «Estrella de la Esperanza, que nos acoge en su regazo, en las distintas advocaciones». «Hacia Ella va nuestra oración, para que todos veáis pronto restablecida vuestra vida».
Un recogido silencio de dos minutos ha sellado este acto conmemorativo que, como ha precisado el Pastor Diocesano, ha tenido lugar en el intervalo de tiempo entre la hora del primer terremoto y la hora dramática del segundo seísmo. «Ojalá que Dios pueda darnos la fortaleza necesaria para ser ciudadanos del mundo y también de esta ciudad de Lorca»- ha deseado el Sr. Obispo antes de despedir la celebración.
