La Catedral de Murcia acogió ayer una hora santa de Hakuna junto al obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes. En ella participaron miembros de los grupos de Hakuna de la Diócesis, presentes en las localidades de Murcia (parroquias de San Pedro, San Nicolás, San Lorenzo y San Juan Bautista); Cartagena (Parroquia Nuestra Señora del Carmen) y Cieza (Parroquia San José Obrero); además de los grupos que, en Yecla, Caravaca de la Cruz y Lorca, se encuentran en discernimiento para sumarse a este movimiento.
En una charla previa a la adoración al Santísimo, el obispo animó a los jóvenes a estar vigilantes: «Estamos viviendo el Adviento, que es un tiempo de espera, un tiempo para vigilarnos; necesitamos una “lupa” para ver más de cerca nuestra realidad, para que no se nos escape la verdad que necesitamos, para comprometernos a seguir a Jesús de verdad».
Además, invitó a los allí presentes a anunciar a Cristo sin miedo: «Si nos descuidamos, andamos de un lado para otro sin decir cuál es la razón de nuestra alegría, que no es otra que Cristo. Sembrad, anunciad el amor de Dios; decidle a la gente por qué estáis tan alegres y ya se encargará el Señor de hacer crecer esa semilla». Una semilla que puede parecer difícil de sembrar en la época actual. «Tenemos ante nosotros un mundo embriagado por sus éxitos en la técnica y por las posibilidades ofrecidas por la ciencia, y que, al mismo tiempo, rechaza el Evangelio. ¿Pero es hoy más difícil anunciar a Cristo que en la época de los primeros cristianos? ¿Más que en la época de los griegos con su sabiduría o del Imperio romano con su potencia? No; cada época es distinta y tiene sus luces y sus sombras». La clave está en «sembrar con generosidad, en todo momento, y regar esa semilla con la oración».
La adoración eucarística comenzó después de la charla del obispo, con los momentos de silencio, reflexión en torno al Evangelio y canciones que caracterizan las horas santas de Hakuna. Los sacerdotes, mientras, estuvieron disponibles para confesar. Una vez realizada la bendición y la reserva del Santísimo, la celebración se terminó con un canto a la Virgen.
Carmen García