El pasado lunes, 18 de marzo, el Obispo de Cartagena clausuró el Tiempo Jubilar que él mismo concedió a las Hermanas Pobres de Santa Clara de Caravaca de la Cruz con motivo del tercer centenario de la construcción de la iglesia del Monasterio de Santa Clara en este municipio en 1718.
“Para nosotras –cuenta sor Cristina– ha sido un tiempo muy importante y de gracia, en el que hemos visto que mucha gente se ha podido aprovechar de la gracia de la indulgencia”. Un jubilar en el que las madres clarisas y los fieles han podido lucrar las indulgencias plenarias en cinco ocasiones: el 2 de agosto, en la fiesta de Nuestra Señora de los Ángeles; el 11 de agosto, en la solemnidad de santa Clara de Asís; el 4 de octubre, en la solemnidad de san Francisco de Asís; el 8 de diciembre, en la solemnidad de la Inmaculada Concepción; y el pasado lunes, 18 de marzo, coincidiendo con el día en el que santa Clara dejó su casa y se consagró al Señor y como clausura de este Tiempo Jubilar.
El Obispo de Cartagena presidió el lunes la misa de clausura y, en su homilía, recordó a los presentes que el jubileo no se termina, “porque la misericordia de Dios está siempre, tiene los brazos abiertos para abrazarnos con misericordia si, nosotros arrepentidos, vamos a Él; son tiempos especiales pero el Señor sigue aquí con nosotros, para perdonarnos siempre y darnos su gracia”. Mons. Lorca Planes animó a las clarisas en su misión y les insistió en que “a pesar de estar detrás de una reja, hacen mucho bien a la sociedad, por eso deben tener una salud de hierro para seguir haciéndolo”.
En la celebración participaron también el Arzobispo emérito de Burgos, Mons. Francisco Gil Hellín; así como el delegado para la Vida Consagrada, el vicecanciller de la Diócesis, el vicario episcopal de la zona Caravaca-Mula, los sacerdotes que ejercen su ministerio en Caravaca y los padres carmelitas descalzos. También estuvo presente la presidenta de la Federación de Hermanas Clarisas, sor Luisa María Martínez Moreno.
En el acto de clausura del Tiempo Jubilar, la Cofradía de la Vera Cruz nombró a las hermanas de esta comunidad Camareras de Honor de la Santísima y Vera Cruz, con carácter vitalicio.
