En la fiesta de la Exaltación de la Vera Cruz, el obispo de Cartagena presidió la Eucaristía en Caravaca.
«¡Caravaca, despierta a la fe, ponte en pie y anuncia el tesoro de gracia que has recibido! Pido a Dios que, al venerar el signo de la cruz, os conceda un corazón grande para amar, capacidad para percibir las necesidades de los hermanos y la fuerza necesaria para ayudarles». Son palabras que el obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, dedicaba el pasado martes, en la fiesta de la Exaltación de la Cruz, a los caravaqueños.
Acompañado por el nuevo vicario de zona y párroco de El Salvador, David Martínez; el rector del santuario de la Vera Cruz, Emilio Sánchez; y los sacerdotes que ejercen su ministerio en Caravaca; el obispo quiso, un año más, festejar esta importante fiesta junto a los caravaqueños; en el primer año, además, de la nueva junta de Cofradía de la Vera Cruz, encabezada por Luis Melgarejo como su hermano mayor.
Mons. Lorca recordó que fue a los pies de la cruz donde María recibió la misión de ser Madre de la humanidad, «fue al pie de la cruz donde nace la comunidad de los creyentes, representada por el discípulo y por la Madre de Jesús; allí fue donde se selló el pacto, junto con el dolor de su muerte y la sangre derramada». Asimismo, invitó a los caravaqueños a permanecer firmes en la fe, para seguir anunciando a Cristo, «predicando la grandeza del amor de Dios, con humildad», porque «el amor sigue siendo la explicación definitiva de la redención mediante la cruz».
Como es tradición, al finalizar la Eucaristía, el obispo bendijo con la Vera Cruz a la ciudad de Caravaca y sus campos, desde los cuatro puntos cardinales de la muralla que rodea el santuario.
Fotografías de Juan Fernández Robles
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